Imanol Crespo | Miércoles 18 de marzo de 2015
No hay mejor espejo de la historia de El Prat de Llobregat que su plaza Catalunya. Símbolo e icono de la ciudad, la evolución de este espacio muestra el desarrollo que ha experimentado El Prat en su etapa democrática.
Solo hace falta ver imágenes de principios de década de los setenta, en donde los campos ocupaban todavía toda la zona ahora urbanizada. En 1983, empieza a crearse la que entonces sería la plaza más grande de la ciudad, dividida en una zona más amplia y natural para todo tipo de ocio y en otra -una gran circunferencia pavimentada- para actos más institucionales. Así se mantuvo durante décadas, separada del antiguo matadero construido en 1919, mientras El Prat crecía y se urbanizaba a su alrededor. Era el epicentro de la ciudad, más aún que la propia ‘plaça de la Vila’, en donde se organizaban todo tipo de actos municipales, entre ellos los conciertos de la Festa Major.
Ahora, la plaza quema una etapa más de la historia de la ciudad en beneficio de la modernidad y la conectividad metropolitana, tras casi una década de obras; obras que se iniciaron en 2006 con el desvío del gran colector que pasaba por debajo y que han estado inevitablemente marcadas por el retraso de la línea de metro de la L9. La estampa ahora es totalmente diferente. La sede de la Biblioteca Antonio Martín cambió en 2010 al ya consolidado equipamiento, más conocido como El Céntric, el cual se ha convertido en una referencia cultural del municipio.
Por otro lado, la plaza Catalunya se ha unificado con la plaza Mestre Estalella, ofreciendo un amplio espacio peatonal en el corazón de El Prat. De hecho, este aspecto es uno de los cambios fundamentales del nuevo espacio. Se han eliminado algunas calles y se ha restringido el tráfico en algunos tramos, precisamente, para dar prioridad a los viandantes. Esto beneficiará també el aspecto comercial de la gran cantidad de bares y restaurantes que envuelven la plaza y que podrán tener terrazas en el perímetro de la nueva plaza. Un perímetro que rodeará toda una zona en donde el verde y el ambiente natural –hay 13.000 metros cuadrados de césped y vegetación diversa- ganan protagonismo gracias a la plantación de 137 árboles de 13 especies distintas que se suman a una treintena que se han mantenido de la antigua plaza.
Árboles que se intercalan, incluso, en la nueva gran pérgola que cubrirá 900 metros cuadrados, una de las principales novedades para organizar actos de entidades e institucionales. Con estos nuevos elementos, El Prat devolvió –con una fiesta ciudadana con actividades de todo tipo- el protagonismo del que siempre disfrutó este espacio en la ciudad.
Vida en el subsuelo
Es el aperitivo de lo que será la cita más esperada de lo que llevamos de siglo XXI: la inauguración del metro. El estreno de la nueva plaza Catalunya es la antesala de la llegada del metro, prevista para la primavera de 2016, y que tendrá una de sus paradas bajo este espacio. Será la parada más céntrica de la ciudad y, seguramente, la más utilizada por los pratenses. Con toda la infraestructura acabada y iniciadas las pruebas de la L9, solo es cuestión de tiempo que el subsuelo vibre para conectar el municipio con Barcelona.
Lo que no tendrá que esperar tanto es la comercialización de las plazas de parking que la empresa pública Prat Espais pondrá próximamente a la disposición de la ciudadanía. Bajo la nueva Catalunya, una amplia zona de aparcamiento permitirá la cesión pública o el alquiler de 261 plazas, distribuidas en dos plantas, como ya se hizo en la Avenida Verge de Montserrat o en la plaza Blanes. Con este, El Prat dispondrá de hasta seis parkings públicos. III