Joan Carles Valero | Martes 21 de abril de 2015
Enos años después de que comenzara la crisis, todo el mundo volvió a hablar del sector industrial que ocupó el papel de principal motor de crecimiento mientras pasaba a un segundo plano a medida que se íbamos entrando en lo que se ha denominado la sociedad postindustrial.
Pero nuestra sociedad, pese a los avances tecnológicos y la globalización, continua vinculando el crecimiento al desarrollo de la manufactura.
Todos los estudios indican que la manufactura seguirá creciendo a escala global alrededor del 2 o 3% en los países más avanzados, como el nuestro, y del 7 al 8% en las economías emergentes. En cualquier caso, su papel será importante. Mientras en los años 70 y 80 la población ocupada en la industria oscilaba entre el 25 y 30%, en la actualidad ha caído hasta el 10-15%. La Unión Europea se ha marcado el objetivo de recuperar los niveles de empleo en la manufactura similares a los de antes de la crisis. Un reto que El Llobregat hace suyo y que obliga a las instituciones y agentes sociales y económicos a alcanzar un pacto comarcal por la reindustrialización.
Diez puntos menos del PIB
El sector industrial en nuestro territorio ha caído 10 puntos del PIB desde el 28% que representaba hace veinte años, y se ha situado por primera vez por debajo de la media de la zona euro. Aunque el sector servicios empuja con fuerza, el mantenimiento de la tradición industrial de nuestra comarca supone un reto mayúsculo de todos. No sólo porque la industria es un círculo virtuoso, ya que si se extiende su perímetro a todas las actividades que tienen relación estrecha con la actividad industrial, el sector mantiene un peso relevante, puesto que supone cerca del 50% de la actividad económica y del empleo, de modo que su refuerzo proporciona la mejor vacuna contra crisis venideras.
Pero no podemos volver al concepto de industria de los años 70. Debemos apostar por la eficiencia en la utilización de las materias primas y la sostenibilidad, empezando por el respeto al medio ambiente; pero también por la innovación. Todos los economistas aseguran que la industria seguirá siendo el motor que permita salir de la crisis a los países, la garantía de crecimiento propio, del conjunto de servicios que están relacionados y de los esquemas de formación e investigación del país.
Pacto industrial comarcal
Ante este panorama, desde El Llobregat reclamamos una política industrial potente en la principal comarca industrial de Cataluña, que es el Baix Llobregat y L’Hospitalet. Una apuesta coordinada y decidida por la industria que, por un lado, desarrolle las herramientas habituales, como es la internacionalización, la innovación, la formación, etcétera; y por el otro, las refuerce con un enfoque estratégico y enraizado en el territorio, que pasa necesariamente por desarrollar la política de “clústers” o agrupación de actividad por especialización.
El reto consiste en llevar a cabo una urgente política de reindustrialización ambiciosa y rigurosa, encaminada a reforzar la industria existente y a promover los cambios estructurales necesarios para la transición hacia una nueva era industrial. Un cambio que debe ser acordado para definir y desarrollar un paquete de medidas de efecto inmediato que deberían ponerse en marcha para girar la tendencia actual de paulatina desindustrialización de la comarca.
Más recursos del Govern
El Pacto por la Industria de Cataluña, que engloba a sindicatos, patronales, colegios profesionales y universidades, ha pedido recientemente al gobierno de la Generalitat que supere las limitaciones presupuestarias actuales y aporte más recursos para la reindustrialización. En un acto celebrado en la Universidad de Barcelona (UB), el Pacto por la Industria ha presentado su segundo manifiesto, que propone un “gran acuerdo nacional de política industrial” con el Govern y las fuerzas políticas representadas en el Parlament.
El presidente del Pacto por la Industria, Joan Trullén, ha explicado que la propuesta busca un acuerdo “de largo recorrido” en el que los partidos se sientan “corresponsables” de la reindustrialización de Cataluña, sin tener en cuenta las hipotéticas responsabilidades futuras de gobierno que puedan asumir. Desde El Llobregat proponemos el reto de que los representantes municipales también se sumen a este pacto para lograr la reindustrialización de la comarca.
Más gasto en lotería que en I+D+i
La reindustrialización que se propugna desde esta publicación debe pasar, inexorablemente, por una decidida apuesta por la innovación. Lamentablemente, en nuestro país se gasta más en lotería que en I+D+I y eso supone no tener claras las prioridades. Hemos de ser mucho más ambiciosos en este terreno porque tenemos el talento y debemos aspirar a la “Champions League” de la innovación. Debemos fomentar una economía basada en una reindustrialización pero esta vez, de alto valor añadido, y construida sobre el conocimiento. Para ello, necesitamos un sistema de ciencia e innovación muy fuerte que nos garantice la transferencia de conocimiento y la crisis no ha de ser excusa para “no hacer” sino precisamente para hacer mucho más.
Innovar se puede hacer de dos maneras: pensar cómo podemos desarrollar lo que tenemos ya hoy en día, o partir de cero e imaginar nuevas necesidades, nuevas maneras de hacerles frente, nuevos negocios. Está claro que no podemos predecir el futuro, pero sí inventarlo. Y esto no lo podemos hacer solos: el futuro pasa por la colaboración y las alianzas. “Si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve en equipo” reza un proverbio africano. III