Imanol Crespo | Martes 21 de abril de 2015
Cuando hablamos de modernidad, para nada nos viene a la mente un teatro, un equipamiento que desde los orígenes de la democracia -también en las antiguas sociedades- ha sido fundamental para los pueblos. Sant Andreu de la Barca, en cambio, es la última prueba de que la cultura puede ser dinamizador, cohesionador y, por que no, motor de un municipio.
El nuevo Teatro Núria Espert ha representado una revolución en la zona y, a nivel cultural, ha permitido al Baix Llobregat sumar un nuevo equipamiento de primer nivel que permite ofrecer un cartel que nada tiene que envidiar a Barcelona y que permite retener a los ciudadanos del municipio y de sus alrededores.
El sector en el Baix siempre se había movido entre las dos grandes salas de Olesa y Esparreguera, que tienen el hándicap de estar muy especializadas en la famosa ‘Passió’, y el infinito mar de salas locales, pequeños teatros que daban un importantísimo servicio a las compañías locales. Sin embargo, no existían equipamientos grandes y con una amplia oferta que permitiera atraer a artistas y compañías de prestigio.
Esto se ha conseguido, en los últimos años, con el Auditori de Cornellà, el Atrium de Viladecans y el Núria Espert, fundamental en su zona. A nivel urbanístico, el Espert se encuentra en un cruce destacado de la ciudad (vía l’Esport con Constitució), donde hace años se encontraba la denominada Sala Polivalente, que había quedado totalmente obsoleta. De hecho, desde la gestación del proyecto, ya se quería que fuera un símbolo de identidad, algo que han logrado. El equipamiento ha permitido redefinir la plaza Federico García Lorca, ampliándola y convirtiéndola en la plataforma central del barrio y acceso al Teatro; pero también, entre otras cosas, ha integrado el eje del Parque Central, los jardines Montserrat Roig y la plaza Catalunya del municipio.
Proyectado en 2004, este equipamiento cultural -al igual que otros como el Cèntric de El Prat- no se han librado de las críticas por invertir en cultura, en plena crisis. Ahora, ambos son de referencia en sus ciudades.
Por ello, ponemos de ejemplo a Sant Andreu de la Barca por tirar adelante este nuevo edificio público que cree y confía en la cultura como motor cohesionador y que ha dado un valor añadido al municipio, en comparación con el resto de la zona. III