Hasta ahora el tándem de Barcelona con L’Hospitalet ha funcionado a la perfección. Permite a la ciudad condal tener un mayor impacto internacional con la ayuda activa de la zona metropolitana, mientras que la segunda ciudad más importante de Cataluña se beneficia de la ‘marca Barcelona’, casi como si fuera propia. El Mobile World Congress y la Fira de Barcelona, a caballo entre las dos grandes ciudades, son el mayor reflejo de lo que representa esta simbiosis que ahora se puede resquebrajar por la diferencia de posturas de sus dos alcaldesas.
Tras el anuncio de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de una suspensión temporal de nuevas licencias para alojamientos turísticos con el objetivo de replantear el alto turismo que recibe la capital catalana, su homóloga en L’Hospitalet, Núria Marín, se ha desmarcado claramente de esta postura para presentar su ciudad como alternativa: “Tenemos tres solares a punto para construir mañana mismo nuevos hoteles”, ha dicho recientemente la máxima representante del gobierno local hospitalense en la Cámara de Comercio de Barcelona en un claro mensaje para atraer a nuevos inversores, los cuales se sumarían con sus establecimientos a los trece que ya cuenta la ciudad. Marín ha recordado que el turismo está plenamente consolidado en L’Hospitalet, alrededor de la plaza Europa, lo que ha permitido el desarrollo económico de la zona y del sur de la ciudad: “Este sector no es un problema para nosotros. […] Estamos buscando inversores porque este tipo de empresas son generadoras de puestos de trabajo”. Así, Marín completaba su argumento con una política económica basada en generar riqueza para redistribuirla y cohesionar así la ciudad con la apuesta decidida en sanidad, educación, políticas sociales y empleo.
Por todo ello, la alcaldesa de L’Hospitalet reclamó al gobierno local de Barcelona “tener más cuidado con los mensajes internacionales que se lanzan. […] Nos jugamos el futuro”, exclamó Marín ante los asistentes al acto, en su mayoría, empresarios de la ciudad condal. Dañar, en definitiva, la ‘marca Barcelona’ es ahora dañar L’Hospitalet: “Antes éramos el extrarradio; ahora somos centralidad”.
Devolución de la tasa turística
Con este espíritu metropolitano que paulatinamente abraza Barcelona, es indudable que tiene que darse para lo bueno y para lo malo. Algo que todavía no sucede. Un claro ejemplo es, tal y como recogió esta cabecera en portada en la edición de junio, la contaminación que generan los grandes cruceros del Puerto de Barcelona: mientras la polución invade toda la zona metropolitana, los beneficios que se generan quedan en su gran mayoría para Barcelona y para la Generalitat de Catalunya. Por ello, la alcaldesa Marín reclamó al Govern “el cobro íntegro del importe de la tasa turística” y, por tanto, la devolución del 100% de lo que genera cada una de las ciudades metropolitanas. En este sentido, Marín pidió además convertir esta tasa en un tributo no finalista que obligue a destinar las cuantías generadas en el mismo sector turístico. De esta manera, se podrían destinar los beneficios de la tasa turística a fines sociales. Esto no es una cuestión menor teniendo en cuenta la curva al alza que dibuja ya el nuevo impuesto, en vigor desde noviembre de 2013, y que generó, en el Baix Llobregat, más de un millón de euros para la Generalitat. III