Núria Juan Rodríguez nació en Sant Andreu de la Barca en 1995. Un poco tímida al principio, no le cuesta coger confianza y hablar de aquello que le gusta. Y lo que le gusta es la gimnasia. Desde pequeña la practica y ha llegado a la élite, pero su camino no ha sido fácil. Su rodilla izquierda estuvo a punto de retirarla a los 16 años, pero su pasión la llevó a seguir, cambiando de modalidad para seguir demostrando lo que vale. Y esta pasión la transmite con sus palabras y su mirada. La gimnasia es su vida y su determinación es disfrutarla, conocer mundo y vivir grandes experiencias gracias a ella. Pero todo tiene un comienzo, y el de Núria viene de su padre. Según dice él, cuando era pequeño le gustaba hacer mortales, hacer el loco, saltar y hacer acrobacias. Por eso apuntó a mi hermana a gimnasia, aunque él no conocía mucho el mundo. En casa hacían ‘espagats’, verticales… a mí me gustaba y me ponía con ellos. Cuando tuve edad para entrar en el club, me apunté y, como me gustaba tanto, empecé a entrenar más horas.
Deportista de alto rendimiento
Su dedicación llamó la atención de los representantes del Centre d’Alt Rendiment (CAR) de Sant Cugat. Allí, los deportistas jóvenes con más potencial se preparan para llegar a la élite y poder competir a nivel internacional, en los Juegos Olímpicos, Mundiales o Europeos. A Núria, la oportunidad le llegó a los 8 años en forma de entrenamiento esporádico. Gracias a eso, se le hizo un seguimiento que acabó con una propuesta para formar plan de un nuevo equipo que entrenaría por las tardes en el CAR. “Cuando tenía 12 años y aunque solo había ido a alguna concentración, llamaron a mi club, la Associació Esportiva Sant Andreu de la Barca (AESAB). Les preguntaron si estaban interesados en que yo fuera la CAR, y desde el club me llamaron a mí. Yo dije que claro. El sueño de toda gimnasta es ir al CAR, porque es desde donde te puedes preparar para ir a un Europeo o Mundial. Además, cuando hice el primer entrenamiento me enviaron una carta que ponía ‘Forma parte del grupo de seguimiento para Londres 2012’. Ahí te emocionas mucho y dices ‘yo quiero ir a Londres 2012’. Así que te llaman del CAR, te envían la carta, te han hecho seguimientos… tonto sería el que dijera que no. Pensé ‘me voy y me como el mundo allí”’.
Sin embargo, Núria admite que hay gente que no aguanta el ritmo. En el CAR se combina la educación con los entrenamientos, y eso supone jornadas de más de 12 horas para los deportistas. Y para ella, además, eso supuso una desconexión con Sant Andreu: “Yo solamente dormía en casa, el resto del día me lo pasaba en el Centro. Es verdad que te pierdes cosas, dejas de conocer a gente, pierdes el contacto… o incluso hacerte mayor más rápido. Pero ahora mis amigos están en el CAR y en la universidad”.
Aunque lo parezca, no todo ha ido bien en la historia de Núria. Una vez en el CAR y como gimnasta, su rodilla izquierda la puso a prueba en varias ocasiones. A los 16 años sufrió una osteocondritis por la que tuvo que ser operada y perdió casi una temporada de competición. Fue en el impase entre temporadas cuando desde el Centro se le propuso un cambio. Los médicos desaconsejaban que siguiera practicando gimnasia artística, pues la lesión podía reproducirse, así que se le dio la alternativa de probar con la gimnasia aeróbica. La disciplina es menos conocida, pero la entrenadora de Núria, Noemí Irúrtia, se encarga de explicarla: “Es un hermano de la gimnasia, una modalidad más. Se realiza en un aparato, en suelo, y se trabaja fuerza, flexibilidad y acrobacia, todo al ritmo de una música. Tiene unos pasos básicos que son los iniciales del aerobic tradicional, pero a nivel de competición, y se hacen acrobacias igual que en gimnasia.”
Núria aclara que una de las principales diferencias con la gimnasia más tradicional es el trabajo en equipo. La gimnasia aeróbica cuenta con varias categorías, desde la individual, pareja o trío, a las competiciones en grupo, y todas ellas pueden ser mixtas. Sin embargo, admite que al principio también era una disciplina desconocida para ella “El cambio en si es raro. El primer día dices: ¿Qué es el aeróbic? Pero mi entrenadora me enseñó videos, me explicó que hacían… y me gustó. Lo que más me gusta es el hacerlo con más personas, porque hay mucha más interacción y compañerismo.
La gimnasia artística es más individualista y competitiva. Además, después de tantos años practicando gimnasia los ejercicios te salen más fácilmente. Me dijeron que si me salía bien y estaba bien de la rodilla, podía ir a competir al mundial de 2012 en Bulgaria. Yo solo había ido a competir aun internacional con artística, y solo con la selección catalana, y esa posibilidad te hace muy feliz.
Noemí admite que fue expresamente a ficharla: “La quería para mi equipo por las condiciones físicas. Para mí era una de las más bonitas que había en la sala, tiene unas piernas de bailarina impresionantes. Además, la base ya la tenía, el cambio más fuerte es en la velocidad. La gimnasia aeróbica no hay una progresión, empiezas al 100% desde que oyes el pito inicial hasta el final de la música.” El cambio para Núria no se quedó simplemente en una adaptación. Una nueva lesión de rodilla, y dos operaciones más volvieron a poner a prueba su determinación: “Ha seguido por cuestión de tesón, de voluntad, de sacrificio… ella es un ejemplo para mi, y siempre se la pongo a las pequeñas” expone Noemí.
Sin embargo, el cambio supuso practicar un deporte no olímpico y eso complica la permanencia en el CAR. La salida de Noemí del Centro supuso también la salida de Núria, que sabía que debía seguirla para mantener sus opciones de competir internacionalmente. A los 18 años y recién empezada la carrera de Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona, Núria dejó lo que ella define como la “burbuja del CAR” y aterrizó en el mundo real.
Falta de equipamientos adaptados
El problema fue la falta de instalaciones para poder entrenar. La gimnasia aeróbica se practica en un suelo de parquet de 10x10 metros, y pocos clubes disponen de espacios adecuados. A pesar de todo, se aprovechan las pistas de gimnasia artística y suelos de cemento para entrenar, aunque al final son pocos los que apuestan por la modalidad. A parte de La Mina y la AESAB, solamente en L’Hospitalet se puede encontrar un suelo adecuado en el área metropolitana, y eso dificulta la expansión del deporte. “Si los propios clubs que hacen el deporte no tienen instalaciones es complicado, aunque creo que hay muchos clubs de gimnasia artística que podrían hacer aerobic. Otro problema es que hay poca gente que sepa dar aerobic. Los clubs necesitan tener licencia para competir, y también deberían tener horas disponibles… pero lo principal es que se interesen por el deporte, porque hay gente que ni sabe lo que es. Se les puede invitar a que vengan a alguna competición, haciendo exhibiciones... Hay niñas que tienen miedo de las barras, de caerse… el aerobic es mucho esfuerzo pero no da miedo. No puedes tener miedo a saltar o a hacer una voltereta.
Es mucho más divertido que si lo estás pasando mal y sufres”.
Precisamente con la gimnasia aeróbica Núria ha podido cumplir uno de sus objetivos: competir internacionalmente. En noviembre acudió al Europeo de Elvas, en Portugal, donde fue cuarta en la modalidad de aerodance, categoría donde participan equipos de 8 personas, y séptima en trío junto a dos compañeras. A esto hay que añadirle su decimonovena posición en el Mundial de Cancún de 2014 en la categoría de parejas. Ahora ya prepara el próximo Mundial, que será en Corea, con el sueño de que este deporte sea considerado olímpico III