Con ellos pasará la tarde y la noche, hasta que el bar cierre, jugando a distintos juegos de mesa y comentando lo que ha dado de sí la semana. El Dado Enroscado es una de las asociaciones de jugadores más jóvenes que se pueden encontrar en el Baix Llobregat, con apenas un año de recorrido. “Seguramente, cada pueblo que cuente con una tienda de juegos tendrá una asociación o club”, confirma Javi. “Es un mundo que al final mueve a mucha gente, y ahora mismo está en auge”, dice, por su parte, Daniel García, miembro del Club Amatent de Sant Vicenç dels Horts, que ya lleva más de 3 años de recorrido en el mundo de los juegos con una muy buena acogida por parte de los vecinos.
Entre amigos
La diferencia de edad no implica un distinto origen. Ambas asociaciones surgieron de las ideas de grupos de amigos que buscaban dar un paso más en lo referente a sus hobbies. “Nosotros éramos cuatro amigos que nos juntábamos para jugar, pero quisimos hacerlo más serio, poner un día fijo y abrir la puerta a todo aquel que quisiera unirse a nosotros” explica Javi. De esta forma, ya han superado la veintena de socios, pero el número de personas que acude los viernes a jugar a La Sala es a veces mucho mayor. “No hace falta ser socio para venir a jugar. Los socios tienen ciertas ventajas, se pueden llevar los juegos a casa y pueden decidir qué novedades se compran… pero todo el mundo está invitado a venir a jugar. Solo hace falta que se presenten y pidan un juego” aclaran en El Dado Enroscado.
De esta forma, en Sant Andreu ya cuentan con un fondo de más de 100 juegos, mientras que Club Amatent se erige como baluarte con más de 300 juegos y 65 socios. “Nuestro recorrido nos ha permitido organizar nuestras propias jornadas, saliendo a la calle para hacer partícipe a la gente de lo que hacemos e invitarles a jugar con nosotros” expone Daniel. Y la siguiente cita se acerca, el Club prepara el CorreJocs, unas jornadas lúdicas que se celebrarán el fin de semana del 14 y 15 de mayo en la Pista Francesc Macià de Sant Vicenç dels Horts.
Hay que tener en cuenta también a qué se hace referencia cuando se habla de juegos. El mundo de los “jugones” como ellos mismos se denominan, es extremadamente amplio y es fácil perderse en él. Lo que más se encuentra son juegos de mesa, pero huyendo de los más tradicionales. Cluedo, Pictionari, Trivial o Monopoly pueden tener su sitio en las estanterías de los clubes, pero lo más habitual es encontrar otro tipo de cajas. Dejando de lado los nombres, se podría decir que la característica común de los juegos es la profundidad. Buscan hacer que el jugador se convierta en estratega, que reflexione, dialogue con sus compañeros y analice las situaciones que se le presentan. Su formato es muy diverso, yendo de barajas de cartas a juegos de tablero con figuras detalladas y escenarios bien construidos. Por otro lado, tanto el rol de mesa como el rol en vivo tienen sus seguidores entre socios y “jugones”. Las miniaturas y recreaciones de distinta clase también mueven a sus fans para que, todos juntos, conformen una numerosa comunidad, como se refleja cada vez que se organizan eventos. Y como ha demostrado el Festival del joc DAU de Barcelona el pasado mes de diciembre donde todo el mundo pudo encontrar algún juego a medida.
Entre 25 y 35 años
Sin embargo, parece que los miembros de los clubes y asociaciones no abarcan una franja de edad tan amplia como podría parecer. “Se tiende a pensar que un club de juegos de mesa es para niños, y la realidad es que la media de edad va de los 25 a los 35”, explica Daniel. “El problema es que los padres se piensan que el club es un chiquipark o una guardería, dejan al niño y se van”, añade Javi “y la idea es que jueguen juntos, padres e hijos.” Por eso buscan ampliar el rango de edades y poder contar con jóvenes y adolescentes, aunque aclaran que los menores de 14 deben venir con acompañante: “El problema es que a esas edades los chavales siempre parecen tener otras cosas que hacer”, comenta Javi.
Este patrón de edad parece romperse en el caso del Club de rol Hyperion de Cornellá. Creada hace menos de seis meses por un grupo de cuatro amigos en la veintena, afrontan con ilusión el porvenir. “Lo primero que hemos conseguido es que el Ayuntamiento nos ceda un espacio en el Casal de Joves, y ya hemos organizado con éxito algunas actividades”, narran los hermanos Javi y Alex Rosillo. Con una idea parecida a la de todas las asociaciones, buscan hacer ser un punto de encuentro para los amantes de los juegos y un lugar de descubrimiento para aquellos que se animen a probar. “Las convocatorias son el primer sábado de cada mes. Hacemos unas puertas abiertas y enseñamos a jugar a todo aquél que quiera. Además, si alguien nos propone algún juego o actividad, también tratamos de organizarla”, explican los Rosillo. Justo empiezan, pero ambición es lo último que les falta. El público de momento parece que responde, y poco a poco buscan crecer para convertirse en una alternativa de ocio en Cornellá.
Es el entretenimiento lo que persiguen todas las asociaciones y clubes. “Podríamos hacer una clasificación: están los que buscan ser una entidad más del pueblo, abriendo totalmente las puertas a cualquiera que quiera jugar; después están las asociaciones que buscan llegar al público afín, a aquellos que conocen el mundillo, pero sin dejar de lado a nadie; y finalmente aquellos que podríamos nombrar ‘clubes solo para jugones’”, sentencia Javi. Todo tiene su sitio en el Baix Llobregat y desde todas las asociaciones buscan lo mismo, borrar prejuicios y convencer a jóvenes y adultos que los juegos de mesa no son solo cosa de niños.