Ancianos que se sienten una carga para sus hijos; menores y adolescentes que no le ganan la batalla al bullying; adultos que se divorcian o pierden su empleo y acaban en depresión… Todas estas guerras son un fracaso de la sociedad si acaban llevándose la vida de un ser humano. El suicidio tiene una complejidad tremenda y, muchas veces, para evitarlo sólo hay que escuchar esa llamada de atención de alguien que pide ayuda. Estas Navidades estuvieron marcadas por la muerte del pratense D.M., 24 años, que acabó con su vida tirándose a las vías del tren de su ciudad natal.
Este reportaje recoge la labor de Después del Suicidio-Asociación de Supervivientes (DSAS), integrada por voluntarios que han perdido a un familiar cercano y que dan soporte de duelo a personas que han pasado por su misma situación. Su presidenta, Cecilia Borras, detalla que “el duelo es tremendamente duro y largo, y tiene el riesgo de convertirse en un dolor crónico”. En un momento en el que el número de suicidios ha repuntado, resulta evidente “crear una nueva pedagogía del suicidio que empiece por romper los mitos y las creencias sobre este tema”, atestigua la portavoz.
Crecen un 10% anual
Cristina Manresa, comisaria-jefe de la Región Metropolitana Sud de los Mossos d’Esquadra, ha alertado recientemente que el número de suicidios “ha aumentado muchísimo”. Según la memoria del 2013 del Instituto de Medicina Legal de Cataluña, las ciudades de Cornellà, El Prat, Esplugues, Gavà, Sant Boi y Sant Feliu de Llobregat registraron 33 suicidios en ese año y solo L’Hospitalet tuvo 14. Por su población, la zona metropolitana es el área donde más suicidios se producen en Cataluña y entre los principales riesgos está la tentativa, aquellos que lo intentan una primera vez; el consumo de sustancias como el alcohol; la depresión como enfermedad mental; y la situación social, el entorno de la persona que puede verse afectado por una circunstancia de índole mayor.
El doctor Diego Palao, director del Servicio de Salud Mental del Hospital Parc Taulí de Sabadell, apunta que el número de defunciones por esta práctica “ha crecido un 10% en 2014 respecto a las cifras de 2013”, año en el que se anotaron 537 suicidios en el territorio catalán. El psiquiatra destaca que, aunque “no se ha logrado reducir la tasa de suicidios en los últimos 20 años en España”, el número de defunciones es inferior al de los países del norte de Europa y China.
La presidenta de DSAS razona que la cifra de suicidios “crece” porque se registran mejor los datos y hay una mayor sensibilidad en el tema. “Antiguamente, había partes de defunciones que eran suicidios y se hacían pasar por otra cosa”, recalca Cecilia Borrás. Begoña de Pablo, asociada de DSAS, remarca a título personal que existe aún una cultura antigua sobre el suicidio, que debe cambiar con la ayuda de la pedagogía, y que arraiga desde que en 1970 la gente que se suicidaba no podía enterrarse en tierra sagrada.
Sin campañas
La mayoría de casos de suicidio se produce entre personas de 24 a 50 años, y el riesgo es mayor en varones de 65 años, lo que supone el 75% de las muertes. Según el departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, el suicidio es la tercera causa de mortalidad evitable en nuestro entorno, y supera desde 2007 la mortalidad causada por accidentes de tráfico. Gracias a las campañas de sensibilización de la Administración Pública y otros organismos, la tasa de muerte por accidente de tráfico se ha reducido de forma notable en los últimos años. En 2005, el observatorio de salud de la Generalitat registró 493 muertes de tráfico, mientras que en 2013 la cifra decreció a 132. Si funcionan las campañas de sensibilización, ¿por qué no se hacen más contra el suicidio o la depresión?
El especialista en psiquiatría explica que es bueno informar del suicidio si se hace de forma correcta diciendo que se ha producido porque esa persona no tenía acceso a la ayuda necesaria, sin dar detalles del procedimiento suicida o mitificando el acto para buscar explicaciones sociales a lo ocurrido. El doctor Palao considera que “hay poca presencia del tema y creo que no se están haciendo suficientes campañas de sensibilización, lo que imposibilita cambiar la perspectiva de la población, que piensa que el suicidio es una debilidad de las personas”. Un ejemplo a seguir es la iniciativa “cero suicidios”, una estrategia global contra el suicido, gracias a la cual ha decrecido la tasa de tentativas en varias ciudades americanas.
Desde Atención Primaria
Begoña de Pablo, miembro de DSAS, explica que cada día muere más gente en España por suicidio que por accidente de tráfico por lo que debe hablarse de ello. “Sí se han de hacer campañas de sensibilización y se tendría que hablar en el colegio de forma natural porque en nuestro país mueren más personas por suicidio que por accidente de tráfico” puntualiza la agrupada.
Fuentes oficiales de los Mossos d’Esquadra de la Región Metropolitana Sud avisan que sobre el tema del suicidio “es correcto tener información y es la vía, pero no se debe llamar la atención sobre según qué temas, por lo que las campañas serian difíciles de ejecutar en según qué sectores de población”. El Cuerpo de Policía informa que la atención primaria de salud tiene un papel importante, ya que es la primera instancia dónde se puede detectar de forma efectiva que una persona está entrando en un proceso depresivo y que es posible que tome una decisión de este tipo.
Trastorno mental
España y 18 países más forman parte de la “Alianza Europea contra la Depresión”, un proyecto en el que se aplica un método de prevención del suicidio con cuatro intervenciones: Mejorar el conocimiento de la depresión; poner el foco en la atención primaria, espacio donde puede detectarse este padecimiento; actuar sobre agentes sociales relevantes como la policía, farmacias y otras personas que pueden decirle al paciente que la depresión sí tiene cura; y abordar con el código riesgo a aquellas personas que han sobrevivido a una tentativa. Desde Obertament han activado la campaña “Cap Conversa Pendent”, no para evitar el suicidio, sino para luchar contra el estigma y animar a toda la sociedad a acercarse a aquellas personas que por ciertos motivos sufren depresión, esquizofrenia, etcétera.
El departamento de Salud confirma, según datos internacionales, que más del 80% de las personas presentan algún trastorno mental en el momento de la tentativa de suicidio y que el más frecuente es la depresión. El Plan de Salud de Cataluña 2016-2020 otorga una mayor relevancia a la prevención del suicidio con el Código Riesgo Suicidio, la ayuda especializada a la asociación de supervivientes, el convenio con el Consejo de Audiovisuales de Cataluña para ofrecer recomendación sobre cómo tratar el tema del suicidio. Con estas iniciativas, la administración catalana prevé reducir un 10% en cinco lustros. “En muchas ocasiones, el suicidio está relacionado con un tema de salud como la entendemos o de salud mental”, determinan desde Mossos d’Esquadra.
Falta respaldo social
El doctor Palao confirma esta cita asegurando que la mayoría de casos suicidas son consecuencia de problemas mentales, aunque mucha gente piense que se debe a la debilidad de cada uno. La depresión moderada y grave es uno de los principales motivos de suicidio y se trata clínicamente con antidepresivos.
El psiquiatra explica que las depresiones leves también deben estudiarse para que no vayan a más, y éstas se asisten con psicología cognitiva.
Antonio Martínez, subdirector de la Asociación Grupo de Teatro Imagina de L’Hospitalet, sufrió hace 30 años un trastorno mental, esquizofrenia paranoide, pero ya lo tiene más que superado gracias a su entorno y sus ganas de trabajar para salir adelante. Durante su estancia en el Hospital Benito Menni de Sant Boi, descubrió que “hay mucha gente dentro de las enfermedades mentales que son muy dependientes de su trabajo, su familia, de su psiquiatra, y cuando esa persona falta pues entonces puede acarrear tentativas”. El arropo de la sociedad para sentirte valorado y comprendido es vital para luchar contra el suicidio.
En el tema del suicidio no sólo la familia juega un papel fundamental, sino que la policía hace un “trabajo asistencial” muy importante, afirmó Cristina Manresa durante un debate policial organizado por BCN Content Factory. Fuentes de Mossos d’Esquadra señalan que “hay personas que tienen la intención de suicidarse, pero hay otras que sólo quieren llamar la atención porque están pasando por un momento depresivo”. Como decía Antonio, aquí juega un papel muy importante que se escuche a aquella persona que lo está pasando mal, sin repudiarla, ni decir que es mera debilidad.
Los Mossos d’Esquadra aseguran que vivimos en una sociedad con pocas armas y el suicidio violento con arma de fuego es minoritario porque su acceso es muy limitado.
Tentativas: el aviso
Cuando ocurre una actuación de este tipo, a veces, “alguien de su entorno siente ruidos o nos avisa de que hay riesgo de tentativa, antes de que esa acción acabe en muerte segura”. Un caso reciente producido en Sitges certifica la efectividad de la Policía en ese margen de prevención y la participación de la sociedad en positivo. “Cuando un hombre quería lanzarse desde el mercado de Sitges, un amigo fue a convencerlo de que bajase y se lo llevó al centro de salud mental de Sant Boi”, apostillan fuentes de los Mossos.
Las personas que han realizado tentativas previas son el gran foco de atención. El Código de Riesgo de Cataluña, creado en 2015 y coordinado por el doctor Diego Palao, está dirigido a este segmento de la población que ya ha intentado suicidarse una vez. Esta guía consiste en registrar al ciudadano que ha cometido la tentativa, analizarlo en urgencias por un psiquiatra y después derivarlo a la consulta. “Con este código conseguimos que el 90% de las personas reciban atención posterior, no se pierden”, añade Palao. Cuando pasa un tiempo, CatSalut Respon se comunica con la persona en cuestión para comprobar el estado de la misma.
“El objetivo principal es intentar que los que practican tentativas no vuelvan a repetirlas y que no pierda la vida”, aclaran fuentes policiales. Los Mossos d’Esquadra deben detectar la motivación de esta tentativa de suicidio y derivarla a salud mental o servicios sociales. En caso de muerte, la policía debe verificar que el suicidio no simule ser una muerte encubierta o un homicidio. “La familia de una persona que quiere acabar con su vida muchas veces ni comenta que ha sido un suicidio para esconderlo, por pudor; en cambio en un caso de violencia de género sí surge el sentimiento de justicia”, añaden fuentes policiales.
Según la presidenta de DSAS, la mayoría de personas que llegan a la asociación no ocultan la forma de muerte de un ser querido, un gran paso que años atrás no ocurría, ya que los familiares de las víctimas “no se atrevían”. Desde la asociación apuestan por la pedagogía, porque “las familias que hemos perdido a un ser querido somos una población que recibimos el impacto de una tragedia que vamos a llevar en una mochila a cuestas toda la vida”.
La muerte por suicidio acarrea un peso de culpabilidad, de vergüenza y de abandono en las familias, por lo que es vital “tener una población informada en la que se desmitifiquen las creencias”, apostilla la presidenta de DSAS. Según Begoña de Pablo, tras el suicidio de un familiar, la gente que queda se siente “marcada” por el hecho. “A la pena de haber perdido a un familiar se suma el sentirse juzgada porque tienes que soportar comentarios negativos y mentalidades antiguas de alguna parte de la sociedad”, apostilla. III