Entre esas medidas se encuentra la rebaja de los tipos de interés al 0%, desde el 0,05% anterior. También redujo aún más la facilidad de depósito, pasando a ser del -0,40%, y puso en marcha dos nuevas subastas de liquidez.
El BCE desde el inicio de la crisis ha actuado con reservas en función de lo que prevé el artículo primero de su Estatuto fundacional, que persigue como objeto básico el control de la inflación. En el caso de Estados Unidos, la Reserva Federal Norteamericana rápidamente redujo los tipos de interés sin tener en cuenta su repercusión en los precios. Los resultados han surtido efecto de forma más eficaz que en nuestro continente. Las razones de la moderación con que reacciona el BCE hay que buscarlas en el final de la Primera Guerra Mundial. Ciertamente, el Tratado de Versalles, obligó a los países perdedores, entre ellos Alemania, a sufragar los costes de la misma. Las consecuencias fueron realmente críticas dado que les obligaron a imprimir moneda de forma desmesurada con la consiguiente alza en la tasa de inflación, conocida como “hiperinflación”. Esto provocó una grave crisis e inestabilidad que desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, tras finalizar la Segunda Guerra con el Plan Marshall se contribuyó a mejorar la situación económica de los países derrotados, en lugar de imponerles la obligación de pagar los costes de la contienda. De ahí la cautela de las actuaciones del BCE cuyo objetivo fundamental es frenar la inflación y evitar que supere el temido umbral del dos por ciento.
Entre las medidas recientemente implementadas, en cuanto a los tipos de interés al cero por ciento, representa que el BCE no exigirá ninguna recompensa por prestar dinero a los bancos que se lo pidan. La intención es inyectar más liquidez en la economía real para estimular los precios. Además, la repercusión más inmediata de la rebaja del 0,05% al 0% es un descenso del valor del euro, que hará los productos europeos más competitivos y permitirá mejorar las exportaciones. Asimismo, tiene incidencia en el valor del euríbor a 12 meses, el indicador de referencia para el cálculo de la mayoría de hipotecas y el precio al que los bancos se prestan el dinero entre sí, con la reducción del importe de las cuotas mensuales de las hipotecas.
Otro de los puntos adoptados consistió en reducir la facilidad de depósito, es decir, el tipo de interés que el BCE aplica a la liquidez que las entidades financieras depositan en el propio Banco Central.
Hasta hace dos años, se cobraba intereses a los bancos que decidían depositar dinero en el BCE. Por ello, durante los peores años de la crisis las principales entidades financieras decidieron recurrir a la seguridad que ofrecía el superbanco europeo, lo que restringió la liquidez y aceleró la recesión. No obstante, en junio de 2014, el BCE, de forma inédita, impuso tasas negativas en la facilidad de depósito, cobrando a los bancos que pretendían guardar su dinero en lugar de ponerlo en circulación. Dos meses después el Eurobanco modificó hasta el -0,2% el castigo al dinero depositado por los bancos. Ahora, dicha facilidad de depósito ha disminuido hasta colocarse en el -0,4%. Esta decisión que encarece aún más la tasa que el BCE cobra por guardar el dinero a los bancos, supone un incentivo para que las entidades financieras desplacen su dinero a la economía real. Por tanto, esperemos que las medidas puestas en marcha logren el objetivo de la ansiada recuperación económica. III