Unió de Pagesos cree que justo se cubrirán costes, mientras que muchas explotaciones perderán incluso parte de la inversión realizada
La primera portada de este año de El Llobregat ya alertaba de las posibles consecuencias del aumento de temperatura, precisamente, en el invierno más caluroso registrado. Un invierno que, más allá de las predicciones a cien años vista, ha tenido consecuencias directas en el sector agrario, en concreto, en relación con el cultivo de cerezas.
Tras la celebración de dos fiestas tradicionales de este fruto en el territorio, en Sant Climent y en Santa Coloma de Cervelló, y a las puertas de dos más, la de Torrelles y la de El Papiol, el descenso en la producción de cerezas en el Baix Llobregat es una realidad: “Estamos a un cuarto de los niveles habituales de producción”, explica Miquel Sabat, presidente de la Cooperativa Agraria de Santa Coloma de Cervelló, la última en celebrar su 31ª fiesta de la cereza. Por ello, inevitablemente para la ciudadanía, el nivel de precio ha aumentado en un 20-25% por encima de lo que suele ser. “Aun así, de ninguna manera se va a tener beneficios. Tampoco será una temporada desastrosa, pero como mucho cubriremos la inversión. Lo comido por lo servido”, opina Sabat.
Desde Unió de Pagesos la valoración, en cambio, es aún más contundente: “Este invierno ha sido un desastre. Algunos recuperarán la inversión, pero algunas explotaciones seguro que no cubrirán gastos este año”, comenta Ramon Figueras, miembro de la comisión permanente del sindicato en el Baix Llobregat. “Hay cerezos que no tienen ninguna cereza”.
Y es que ha ocurrido, seguramente, todo lo que no tiene que pasar. El invierno ha sido el más caluroso de la historia, cuando el cerezo necesita unas temperaturas por debajo de los siete grados durante un periodo largo de tiempo. El cerezo necesita descansar entre unas 800 y 1.100 horas aproximadamente de horas de frío y luego que suba día a día la temperatura; al adelantar la producción, se ha expulsado el fruto. Por otro lado, las últimas lluvias estropearon otra parte de la poca producción que había, con lo que, de nuevo, la recolecta de cerezas se vio mermada. “En el Baix Llobregat no hay cereza, muy poca, y encima las lluvias las estropearon; pero es que, en el resto de España, en Aragón o Albacete, que son referentes, están con el mismo problema”, comenta Sabat.
Según la previsión, la producción mejorará algo con cereza más tardía, aunque “no una locura”, según Figueras. En cualquier caso, en relación con las fiestas tradicionales de la cereza, contra más tarde es cierto que tendrán algo más de cantidad que no semanas atrás. “Desde Sant Climent, que fueron los primeros, nos pidieron cerezas y les tuvimos que decir que no. Luego nosotros, los seis productores tuvimos que organizarnos para que hubiera cerezas los tres días de fiesta, viernes, sábado y domingo; y salvamos bastante el expediente”, explica Sabat.