La alarma llegó, indudablemente, en enero de 2015: España triplicaba en poco más de una década el consumo de antidepresivos. De 26,5 dosis por cada mil habitantes y día (DHD) en el año 2000 a las 79,5 dosis consumidas en 2013, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Efectivamente, vivimos en una sociedad que cada vez induce más a sufrir algún tipo de depresión. Sus ritmos frenéticos, sus rutinas y, en general, sus complejidades convierten en infinitos los motivos por los que una persona puede derivar en un episodio de crisis, lo que eleva la importancia de la figura de los psiquiatras. Psiquiatras como Fidel Vila Rodríguez, nacido en L’Hospitalet (junio, 1976) y vecino de Torrelles hasta que en 2006 se marchó a Vancouver, Canadá, desde donde nos presenta un innovador sistema que deja el tratamiento de la depresión sin, prácticamente, efectos secundarios.
Sin efectos secundarios
Lo hace a través del Laboratorio de Terapias de Neuroestimulación No Invasivas (NINET por su nombre en inglés), laboratorio que actualmente dirige y que está especializado en la utilización de ondas electromagnéticas o de electricidad directamente, fundamentalmente, para ensayos clínicos en trastornos del ánimo y psicóticos. Se trata de la rTMS o, lo que es lo mismo, la ‘repetitive Transcranial Magnetic Stimulation’. Esta técnica se basa en el principio de física de la inducción electromagnética para estimular dianas específicas del cerebro –y lo más importante- de manera no invasiva. “Sin lugar a dudas, la rTMS tiene un perfil de efectos secundarios muchísimo más favorable que la TEC”, explica Vila, desde Vancouver. “Así y todo, es importante subrayar que no existe ningún tratamiento más efectivo para la depresión severa que la TEC”, la cual tiene efectos secundarios congnitivos y peor tolerada que la rTMS.
El paciente, básicamente, solo necesita estar sentado mientras se le aplica un llamado ‘coil’ (pequeñas bobinas eléctricas) para estimular la parte del cerebro que interese: “Por el momento, los protocolos de estimulación están basados en localización neuroanatómica constante. Por ejemplo, para la depresión, la diana más frecuente es la corteza cerebral dorsolateral prefrontal. En el futuro, en cambio, escogeremos las dianas de forma más personalizada, tanto por localización neuroanatómica como por estado funcional. Para lograrlo, tenemos que aprender cuales son los marcadores biológicos que nos indiquen estas dianas”.
De 40 a 3 minutos
En este sentido, el Laboratorio está inmerso en un proyecto interuniversitario con 400 pacientes con depresión en estudio que ayudará a profundizar sobre estos marcadores, pero también a reducir los tiempos de las sesiones. Actualmente, un tratamiento para la depresión consiste en sesiones diarias de 40 minutos (solo laborables) durante 30 días. Según los primeros resultados, al cierre de esta edición, es que se podrían acortar hasta los 3 minutos por sesión, reduciendo el coste del tratamiento y, por tanto, ampliando el alcance de los mismos. “En Canadá, el coste estimado de una sesión es de unos $250 CAD por casi una hora. Con el nuevo protocolo, se podrían tratar entre 4 y 6 personas, por hora, lo que reduciría el coste a unos $50 CAD”.
De momento, la máquina ya ha dado el salto a Europa y se está comercializando gracias a la labor de Vila y su equipo.
Una década fuera
Quien todavía no puede es, precisamente, él. Fidel es un caso interesante puesto que ha sido una ‘fuga de cerebros’, pero antes de estallar la crisis, lo que demuestra como la inversión en investigación en nuestro país sigue sin ser suficiente para retener a nuestros expertos. Médico psiquiatra por la Universidad Autónoma de Barcelona (2000), Vila realizó su residencia en el Hospital Psiquiátrico de Sant Joan de Déu, en Sant Boi. Al acabar, trabajó como psiquiatra en El Prat e hizo un postgrado en investigación de neuroimagen en la UB. “Fue una etapa muy bonita e intensa en la que aprendí el oficio de médico psiquiatra y me desarrollé como persona. Tengo recuerdos muy buenos y me quedó un recuerdo especial de mis mentores: Dr. Jaume Autonell; Dra. Remei Nogueroles; y los Drs. Ramón Remacha y Enrique del Moral. Por otro lado, me impactaron a partes iguales los casos de gente muy joven con su primer episodio psicótico, así como las personas ya mayores que habían pasado toda su vida muy enfermas. Pero, en fin, como la cosa no funcionaba, me fui a Vancouver, Canadá”.
Allí tuvo, prácticamente, que volver a empezar con nuevos estudios y nueva residencia en psiquiatría. La diferencia, en cambio, es que luego no solo ejerce ya como psiquiatra, sino que también es profesor en la Universidad British Columbia desde 2011, donde también dirige el Departamento de Esquizofrenia. En paralelo, inicia NINET: “Nunca me he ido del todo. He visitado a mi familia al menos una vez al año y durante esas ‘vacaciones’ siempre me he reunido con colegas para buscar maneras de colaborar. Por diversos motivos, nunca ha fructificado nada hasta ahora, pero me seguiré ofreciendo para contribuir al desarrollo, la educación y la investigación en España. Nunca he esperado que me vinieran a buscar”, concluye. “El mayor problema en la España de los últimos 20 años es el nivel de corrupción y la negligente administración de los recursos públicos por muchos de los que les confiamos dicha tarea. Esa nefasta gestión repercute en todos los niveles incluyendo, por supuesto en la inversión en investigación y desarrollo”. Y, en este sentido, tampoco se salva la administración local, que también cuenta con su parte de responsabilidad, según Vila: “Si se quiere, se puede. A todos los niveles tanto de la administración como de la inversión privada. Existen maneras muy creativas de fomentar la investigación y de que esta retorne no solo en beneficios para la salud sino también en progreso económico. En realidad, la inversión en I+D es uno de los pilares fundamentales de cualquier economía competitiva que se precie”.
Faltan recursos
En nuestro territorio contamos con centros de referencia como el IDIBELL o el Parque Psiquiátrico de Sant Boi, sin embargo, se dan algunas debilidades diferenciales respecto a los centros norteamericanos, en este caso: “Estos centros y muchos otros desarrollan una tarea puntera y muy digna de elogio. A nivel de capital humano no tienen nada que envidiar a ningún otro centro en el mundo. El problema está en la estructura y en los recursos; en ese sentido es donde se quedan atrás, lo que lastra y repercute en el impacto que pueden tener”.
Lo más positivo, en cualquier caso, es la concepción de la ciudadanía, más convencida de la importancia de la investigación: “Sin lugar a dudas ahora la sociedad civil valora más la investigación que hace una década. Pero queda muchísimo por avanzar. Los investigadores pueden contribuir de una forma fundamental en esto. Una de las cosas que he aprendido durante mi estancia fuera es a perder complejos y timidez para tender la mano de forma directa a la sociedad civil.
Tenemos que dar charlas en foros no científicos (Casals, escuelas, medios de comunicación…) para explicar lo que hacemos. Se deben desarrollar plataformas tecnológicas para acercar la investigación a todo el mundo, como tiene NINET en su web con contenidos para todas las audiencias y con las redes sociales… También me dedico en mi tiempo libre a dar charlas a centros comunitarios para el público en general o para atender a medios. III