Después de todos estos años, deberían saber que el independentismo es ideológico, que es el fruto maduro de 36 años de discurso hegemónico del nacionalismo en Cataluña que sólo Ciutadans se ha atrevido a discutir. No fue fruto de la casualidad que C's se erigiese como la primera fuerza de la oposición el 27S.
Pero nada, Iceta vuelve a las andadas y vuelve a plantear que hay que reformar la Constitución para “resolver el encaje de Cataluña en España”, garantizar “el pleno reconocimiento del carácter nacional de Catalunya, de sus derechos históricos y de la singularidad de su autogobierno”, mejorar el “reconocimiento de la lengua y cultura catalanas” y si los catalanes no aprueban la reforma, convocar un referéndum de secesión “a la canadiense”. Es decir, el PSC quiere volver a asumir, punto por punto, el planteamiento ideológico del nacionalismo. Menos mal que está C's para recordar que si se ha de reformar la Constitución es para que sea un instrumento más eficaz para el conjunto de todos los ciudadanos, que el modelo territorial tiene que estar orientado a dar mejores servicios, que lo urgente a reconocer es la pluralidad de la sociedad catalana y su bilingüismo y que plantear un referéndum de independencia es una frivolidad demagógica que sólo genera inestabilidad y polarización y sólo tiene sentido si es para ratificar un proceso de secesión.
El propósito del PSC puede ser ingenuo, pero no es inocente. Su único proyecto político es el acceso al poder porque para ellos es su modo de vida. Han vivido muy cómodos limitándose a la confrontación con el PP y para ello ya les iba bien asumir el discurso nacionalista, que además le brindaba unos aliados siempre dispuestos. La táctica funcionaba tan bien, que Podemos se la ha copiado.