Más que nada porque tanto julio como agosto son dos meses de temporada alta, especialmente en aquellos lugares que viven del turismo y de los servicios.
Es un paso atrás y un fracaso colectivo. Aunque para muchos de nosotros la prioridad de cualquier gobierno debe ser la creación de empleo, para unos cuantos la prioridad desde hace tiempo es otra bien distinta.
En Cataluña, vemos al Govern más pendiente de sus pactos con los radicales de la CUP, superar la cuestión de confianza y pactar el presupuesto con partidas importantes dedicadas a mantener y avivar el mal llamado “procés” secesionista. Un dinero que bien sería muy útil para otros fines. Se me ocurren mil cosas mejores que hacer con los nuevos millones de euros que se pretende gastar la Generalitat en un DNI catalán.
Como mínimo da para 3 nuevas escuelas o para mejorar la atención sanitaria, por no decir lo útil que sería como ayudas para emprendedores o autónomos que amplíen sus plantillas con nuevos contratos.
La situación a nivel local, con gobiernos variopintos multipartitos no proyecto tampoco mucha certidumbre para el futuro. Ayuntamientos como el de Castelldefels, donde 10 formaciones políticas dirigen las riendas de la ciudad, se han cargado literalmente la temporada estival con su causa bellis contra los chiringuitos de la playa, motor económico junto a la restauración y el hotelería.
La temporada no ha dado los frutos que se esperaban a pesar de gozar con una buena ocupación hotelera. Y la guinda ha sido la impunidad del top manta que amenaza al comercio local, el cual no goza de la complicidad del gobierno, que monta eventos sin consenso, más preocupados por hacerse una foto que por las necesidades que éstos tienen.
A nivel nacional, seguimos con el culebrón del señor Pedro Sánchez, y su reiterado “no” al PP que provoca un bloqueo institucional sin precedentes en España. Esperemos que veranos como esté no sean la antesala de unas terceras elecciones... III