Dejaba ver –explícitamente- el abismo entre las dos instituciones que estas Navidades, de hecho, se ha vuelto a concretar con la ausencia, después de 13 años, del Ejército y los diferentes cuerpos de seguridad en el último Salón de la Infancia de Barcelona.
No será así en el siguiente Salón del Ensenyament, en el que Defensa –a través de la subdelegación ministerial en Barcelona- triplicará, tras su inscripción, los metros cuadrados de su ‘stand’, que pasará de 32 a 100. No solo no estará el Ejército en el salón educativo más importante de Catalunya, sino que amplía su superficie y lo hace pese al rechazo institucional que el mismo president de la Generalitat, Carles Puigdemont, transmitió a la Fira con una misiva.
En una pregunta, en sesión de control al Govern, de la diputada de la CUP Gabriela Serra, Puigdemont aclaró el envío de esta carta, “que no fue atendida”, y culpó a Colau por ello, dado que preside la institución. En este contexto, pues, de aislamiento institucional del Ejército –que no cuenta con el apoyo ni de la Generalitat de Catalunya ni del Ayuntamiento de Barcelona-, el Parc de Collserola es también el gimnasio de muchos de los soldados del Bruc. Y así seguirá siendo; eso sí, sin armas.
Correr sí, pero sin armas
Según explica la alcaldesa de Esplugues y también presidenta del Consorci del Parc de Collserola, Pilar Díaz, se está abordando una doble estrategia para garantizar que esto sea así: por un lado, aprobar en las ordenanzas municipales un apartado concreto para el Ejército y otros cuerpos de seguridad (Policías Locales, Mossos d’Esquadra, cuerpos de seguridad del Estado e, incluso, seguridad privada) en el que se recoge la imposibilidad de realizar maniobras y exhibir armamento en la zona; y, por otro, cuidar una relación bilateral con el Ejército “cordial” para que, teniendo en cuenta que en materia de Seguridad es el Estado la administración competente, este propósito municipal se cumpla. “Se trata de preservar el Parc de Collserola, que es un parque periurbano, alrededor de importantes tramas urbanas y con una presión impresionante por parte de la ciudadanía, tanto con bicicletas como los ‘runners’; el objetivo importante es conservar este espacio desde una cultura de la paz”, avanza Díaz.
Con este fin, en el marco del Consorcio del Parc de Collserola, la asamblea aprobó en junio de 2016, por unanimidad, una moción que ya planteaba en la regulación de los usos del parque el no hacer ninguna distinción, pero tampoco dar ninguna prioridad a ningún colectivo.
“Queremos que sea un parque ciudadano y cívico y si un colectivo quiere hacer ejercicio en un momento dado, sea el Ejército o una entidad deportiva, que lo hagan en idénticas condiciones”, dice Díaz; y añade: “Pero, sobre todo, sin armamento, que es lo que nos preocupa teniendo en cuenta que tenemos hasta diez escuelas en la zona limítrofe del parque”.
Así, pues, ahora se da un paso más con la aprobación de una serie de ordenanzas –que están en el periodo de exposición pública- que sí recogerán específicamente la regulación en este sentido. Por otro lado, como decíamos, el Consorci ha estrechado relaciones con el Ejército que, por el momento, parece que funcionan: “Buscamos complicidades porque necesitamos que el Ejército pueda entender la particularidad del parque; insisto, que es un parque periurbano y que no está aislado”.
“Sería inconstitucional”
En este sentido, según Díaz, desde hace casi dos años que se estaría cumpliendo la voluntad municipal de no realizar maniobras –por pequeñas que sean- ni portar armamento, como sí que habría ocurrido con anterioridad. Por tanto, ahora mismo, Collserola es únicamente un gimnasio para ellos y así seguirá siendo, puesto que sería inconstitucional prohibirlo: “No podemos prohibir a nadie ni hacer distinciones por colectivos para hacer ejercicios físicos. Prohibir hacer ejercicio físico a los soldados sería inconstitucional. Lo que incorporamos en la regulación es el no uso de armamento.”.
En cualquier caso, Díaz ha destacado la importancia de esta doble estrategia: “Hasta ahora hemos encontrado esta complicidad con la máxima autoridad; pero hoy es una persona y mañana puede ser otra. Por tanto, combinaremos el reglamento y las normas con estos contactos con el Ejército”. III