Ahora la usabilidad de platos, cuencos y pizarras monas se ha prostituido. Es aburridamente recurrente y casi todos los chefs encuentran una justificación -incluso con presentaciones que rozan el absurdo (¿tallarines sobre una pizarra?)-, para usarlas. A veces, la vajilla suma (leía, recientemente, este ameno artículo al respecto), otras no, es superfluo, innecesario e inútil. Siempre es una buena noticia cuando esto no pasa y el diseño encuentra su papel. Es la filosofía de un proyecto de tienda y espacio gourmet que, bajo el divertido nombre de Pork&Tuna, ha abierto en los bajos de uno de los novísimos edificios frente a la playa del Parc del Fòrum. Un local de diseño donde, pese a lo bonito, lo que importa (¿Hace falta decirlo?) es comer y beber bien.