Lluis Mª Estruch

Quien no corre, vuela

Lluis M Estruch | Jueves 02 de marzo de 2017
La reciente apertura del “outlet” de Viladecans con sus 1.300 empleos directos, indirectos e inducidos, nos lleva a poner en valor, esta expresión del título que en catalán es igual. ¿Recordamos que San Boi rehusó su emplazamiento? Pues así fue. Presiones del “lobby” local, hicieron fracasar el intento que el alcalde vecino, aprovechó para su ciudad, y no era la primera vez que ocurría.


Hoy, ya inaugurado el centro, se advierte su complementariedad, dado que sus precios aún rebajados, no perjudican al comercio local, máxime cuando su enfoque se dirige hacia el llamado “turismo de compras”, que no se perdería desde luego por las laberínticas calles de Viladecans o San Boi en busca de gangas.

Y ya en estas calles se advierte que siendo zonas con tasas de paro elevadas y con abundancia de pequeños comercios de baja recaudación, siguen existiendo cortapisas legales, en cuanto a horarios y fiestas. Aumentan –sí- los autónomos en servicios, muy necesitados ellos de adaptarse al mercado a la velocidad del rayo; pero en el subsector de los tenderos siguen aún las resistencias a las liberalizaciones de horarios y de calendario.

Se nos han “colado” chinos y pakistaníes que sí se adaptan a las nuevas necesidades de una clientela de bajos ingresos; cabe decir sobre ellos, que si hacen trampas fiscales, laborales o sanitarias, éstas deben subsanarse (en el 2016 en San Boi tan solo hubo 2 inspecciones).
Por lo demás hasta pueden ser combatidos con sus propias armas. Y añadirle además la que aún está casi inédita: la especialización tanto comercial como de servicios, siempre con el valor añadido del trato y precio adecuados.

Pondremos tres ejemplos sanboyanos de este posible enfoque: el intento de vender un café excelente en nuestras calles, mediante un carro-bicicleta, ¿desaparecido?, los intentos de reconvertir los kioskos sin uso en minicentros vecinales o en talleres de reparación de bicicletas, el aún incipiente mercado agrícola de los viernes.

Algunos puro voluntarismo, sin un plan de negocio eficaz. Son intentos para que las esquilmadas “clases medias” de Sant Boi y de la comarca, “redescubran” la ventaja del comercio de proximidad y no “incursionen” a Barcelona. En Francia, Valls junto a Macron se tropezaron en su decreto liberalizador del comercio con una extraña coalición de intereses creados desde los gremios, sindicatos e incluso iglesias, pero finalmente, aunque mitigada su pequeña reforma, se aplica sobre todo en las áreas turísticas, zonas deprimidas económicamente y en tiendas expuestas a quebrar.

¿Influirá el “outlet” de Viladecans de enfoque turístico, junto a los centros comerciales abiertos, en la necesaria reforma del comercio local? Seguro, porque lo de renovarse o morir les será de urgente y obligado cumplimiento. Y para pronto la competencia hotelera entre ciudades vecinas. III