Pero antes de entrar en detalle del esfuerzo inversor que veremos durante los próximos años, es conveniente hablar de algunas necesidades reclamadas durante tiempo en nuestro territorio. Comenzaré hablando de aquella olvidada Línea 12 de Metro que tenía que conectar Castelldefels, Gavà, Viladecans y Sant Boi con la ciudad de Barcelona. Este proyecto se ideo durante los últimos gobiernos de Pujol, pero fue enterrado en cuanto el tripartito que formaba PSC, ICV y ERC llevaron a Pascual Maragall a la presidencia de la Generalitat. Paradójico que precisamente, dichas ciudades sean gobernadas por los partidos que dieron carpetazo a la línea de metro que hubiese supuesto una buena alternativa para potenciar el transporte público al sur de Barcelona.
Quince años después de la aprobación del Plan Director de Infraestructuras que comenzaba a definir el proyecto, nos encontramos con la cruda realidad que poco se ha avanzado desde entonces. El Tripartito que mató el proyecto inicial no consiguió impulsar firmemente una alternativa al mismo, y cuando volvió CIU al poder con Artur Mas, se encontró con una Generalitat casi quebrada. A partir de ahí todos conocemos la deriva secesionista del govern, y la palpable parálisis de un gobierno que ha perdido el norte apostando por la ruptura y no por solucionar los problemas que tenemos sus ciudadanos.
Sin embargo, será el Estado quien deba solucionar un problema que se ha ido acrecentando durante todos estos años, a tenor de la inacción de nuestros gobernantes regionales. La inversión prevista para conectar ferroviariamente Castelldefels con Cornellà asciende a una cifra que ronda los 900 millones de euros que será aportado principalmente por el Estado, dentro de un conjunto de inversiones globales que suman 6.600 millones de euros y que contempla además el Corredor Mediterráneo, la conexión de una lanzadera entre el aeropuerto del Prat y Sants, o la mejora en carreteras y puertos del litoral catalán.
Una gran noticia, sin duda alguna. Ojalá el govern también esté a la altura y comience a invertir el dinero de los contribuyentes en mejorar nuestra calidad de vida, y dejen de perder tiempo y recursos, en un camino separatista hacia ninguna parte. No nos conviene. III