Lluis Mª Estruch

¿Desespañolizarse?

Lluis M Estruch | Miércoles 21 de junio de 2017
La crisis económica del 2008 fue negada por la perfecta dicción de Rodríguez Zapatero largo tiempo, hasta que el 26.9.2011, en una apresurada votación, el PSOE, PP y UPN sumaron el 90% de los votos necesarios de diputados y senadores, procediendo a una súbita reforma constitucional -para asegurar el pago de la Deuda y la estabilidad presupuestaria- sin que el 10% de los representantes opositores solicitara referéndum.

Dicho y propuesto por Obama, Merkel y Hu- Jintao y ejecutado por José Luis R. Zapatero con prontitud y discreción, sin importar sus soflamas anteriores de que “íbamos a superar a Francia e Italia…” (consultar hemerotecas).

Tras el cumplimiento parcial de lo acordado, en cada votación presupuestaria tanto el PSOE como el PP, siguen “transaccionando” derramas y propinas para los partidos regionales. La fórmula ha llegado al colmo este año: el “cuponazo” vasco y el “volcado” de millones canario: ambas regiones tienen las mayores autonomías financieras de Europa.

Esta aprobación provocó la dimisión de expertos de la Comisión de Reforma de la financiación autonómica porque el nuevo pacto “compra-votos” hacía irrelevantes sus propuestas reformistas. A todo esto, Cataluña se hacía a un lado, en expresión de moda del Sr. Mas y aún estando en quiebra técnica, desdeñaba el “propineo” y “calderillas” que conseguían 5 vascos y 2 canarios en Madrid, a costa suya.

En Cataluña, se aspiraba a una nueva Arcadia, pero un aroma corrupto inundaba tanto Madrid como Barcelona, incluso con tramas de presuntos enemigos.

En Bilbao y las Canarias, “limpios” de estigmas y corruptelas se reían y se permitían consejos: “En un mundo global, la independencia es imposible”, decía Urkullu.

A pesar de todo, en Cataluña, una región del noroeste peninsular basculante entre el poder mesetario y la presión francesa, fracasada en su proyección marítima, no como Venecia, se agitaba una nueva bandera que lo arreglaría todo; ya no se trababa de imitar a Portugal, no, Cataluña sería Dinamarca u Holanda… y por supuesto no sería Kosovo, Bosnia o Montenegro.

El deseo de ruptura ¿parcial o total? se expandía por el éter, por los medias… Entre la opinión pública era fácil creer en la nueva “repartidora” ácrata; para ello la gente de todas las edades se enardecía y manifestaba, las iglesias vacías y las masas descreídas pero se había hallado un nuevo credo. Adelante con ello. En estos días, se enterraba pobremente en Larache a Juan Goytisolo un literato heterodoxo, renegado del nacionalismo hispano, gay y amigo del Islam. Y ya sobre el 26 de setiembre de 2017, se celebrará en pleno choque de trenes el 65 aniversario de George Santayana, un gran filósofo americano y madrileño, agnóstico y sereno materialista, que vivió entre USA y España, muriendo exilado en Roma.

Ambos individualistas y librepensadores, el talante más adecuado para desespañolizarse y no recatalanizarse, en una etapa de confusa y vacua retórica, mientras tanto Europa, o ¿Alemania? coordina el anti-terrorismo, liquida al Banco Popular y nuestra agua es francesa, la energía italiana, también el aceite y pronto las autopistas. ¿Ser independiente, para qué?