Todo el reparto brilla pero muy especialmente Agnés Jaoui que borda su personaje, que demuestra ser una intérprete notable. Ya la conocíamos como actriz y directora por sus films junto a Jean Pierre Bacri (“Para todos los gustos”, “Un cuento francés”, “Como una imagen”, “Háblame de la lluvia”), pero en “50 primaveras” destaca de forma especial. El film dice verdad en todo momento, como dato curioso indicar que las actrices que interpretan a las dos hijas de Jaoui son, en realidad, las hijas de Blandine.
El guión lo firma la propia Blandine junto a Jean Luc Gaget y Océan Michel que es muy equilibrado, sabe girar de la risa al llanto con rapidez, agilidad y solvencia.
“50 primaveras” nos cuenta la historia de Aurore, una mujer de 50 años, divorciada y que decide dejar su trabajo de camarera porque no soporta a su estúpido nuevo jefe. Tiene dos hijas y va a ser abuela por primera vez. Siente que su vida está estancada hasta que de forma casual se encuentra con su primer amor de juventud. Quizá ha llegado el momento de dar un giro radical en su vida.
La película está ambientada en La Rochelle, todo un acierto.
En el film hay varias escenas muy logradas, entre ellas la de la reunión de viejos alumnos de instituto (mordaz y de gran comicidad) o la que provoca que Thibault de Montalembert, el protagonista masculino (gran trabajo el suyo, como de costumbre) cambia de actitud.
En este film de Blandine Lenoir hay ecos de Robert Guediguian, del tándem Jaoui-Bacri y de ese cine francés notable que no da tregua y al mismo tiempo reconforta ver.