El llamado ‘choque de trenes’ entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno de España ha pasado ya de su fase política a trasladarse, progresivamente, a otras capas como la economía o la social. Así se ha escenificado en Sant Boi en donde, por primera vez, han coincidido dos concentraciones de independentistas y constitucionalistas, a partir de la decisión de Defensa de acondicionar el cuartel militar de Santa Eulalia para acoger a agentes policiales de la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Las medidas policiales excepcionales muestran la delicadeza del momento. Según fuentes oficiales, Mossos d’Esquadra y Guardia Urbana han cortado Pau Claris, calle en donde se encuentra la entrada principal del cuartel, de tal manera que, en su lado sur, desde la puerta hasta Avenida Onze de Setembre, se han ubicado los constitucionalistas, allí concentrados a las 20 horas, como en el día 4 de octubre, mientras que, en el lado norte, tocando a calle de la Cerdanya, los independentistas y contrarios a acoger a agentes en el cuartel han acabado la manifestación. Entre medias, bastantes metros de distancia en donde solo podían acceder los vecinos y, según hemos podido saber, enseñando el DNI y con acompañamiento policial.
Convocados por el Comité de Defensa del Referéndum y arropados por ERC, PDECAT y la CUP, la marcha opositora a la decisión de Defensa ha empezado a las 19 horas, en la plaza del Ajuntament, en donde se ha leído un manifiesto en defensa de Sant Boi como ciudad de paz y se han repartido claveles. De hecho, este era el principal lema de la cabecera: ‘Que se’n vagin. Sant Boi, ciutat de pau’.
El lema ha convertido la protesta, más que en una marcha independentista, en una marcha contra las fuerzas de seguridad. Es más, no ha habido, prácticamente, banderas ‘esteladas’. Desde este lado, el silencio y una insistencia por el comportamiento cívico ha primado desde el principio: “Si alguien no se ve capaz de hacerlo, preferimos que no venga”, han avanzado antes de salir.
La llegada al cuartel, tras cruzar en silencio el centro de Sant Boi, fue lo mismo: levantar las manos y otra vez un silencio que tronó en la ya oscuridad santboiana.
Frente a ellos, la opción totalmente contraria. Centenares de personas a favor de los cuerpos de seguridad del Estado vitoreando y gritaron a favor de España, la prisión de Puigdemont y de los agentes policiales, en una concentración que vuelve a coger fuerza respecto a la del 4 de octubre: “Hay muchos más, unos 400, seguramente”, nos decía un agente de la Policía Local que cortaba la calle Pau Claris.
Afortunadamente, las dos concentraciones acabaron de forma pacífica y no se tuvo que lamentar ningún incidente. Sin embargo, lo que es evidente es que la decisión de Defensa de habilitar el cuartel para que Interior acoja a agentes policiales ha puesto en el escenario a Sant Boi y lo ha hecho a nivel nacional, pero también internacional. Porque, además de los medios habituales, las concentraciones contaron con una amplia presencia de medios internacionales, algo, desde luego, poco habitual.