La alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, alcaldesa de la segunda ciudad de Cataluña, ha estallado esta mañana “harta” de la situación política que vive el país tras darse a conocer la respuesta del president de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, al requerimiento del Gobierno español y tras el avance, de éstos, de aprobar la suspensión de la autonomía con la aplicación de Cataluña. “Sinceramente, estoy harta; harta de la situación; de las cartas que no se entienden; de una política que no existe; de dos presidentes que no están a la altura; de ver cómo los ciudadanos están sufriendo las consecuencias”, ha dicho tras la conferencia Fem Llobregat de Aeball, en L’Hospitalet, en donde ha conocido las últimas novedades.
Pese a que la situación parece ya irreconducible –con un Gobierno del Estado que aprobará, este sábado, en un consejo de ministros extraordinario, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y, por tanto, la suspensión de la autonomía de Cataluña y con un Govern de la Generalitat decidido a aprobar en el Parlament la Independencia de Cataluña-, Marín ha reclamado “utilizar la palabra como único instrumento para solucionar el problema”. En este sentido, se ha mostrado confiada y optimista de que hasta el sábado hay tiempo para encontrar una solución: “Me niego a pensar que no hay solución a esta situación lamentable que no nos merecemos ni los catalanes ni los españoles […] Quiero ser optimista y quiero pensar que se dará algún contacto en las próximas horas para encontrar una solución y que se pongan en marcha las amenazas que están sobre la mesa”.
Por su parte, la alcaldesa de L’Hospitalet se ha mostrado preocupada por el impacto económico de la crisis institucional, una cuestión que no solo afecta a las grandes empresas de la ciudad: “Mientras se envían cartas, las empresas se están yendo, la economía catalana se está resistiendo, está bajando el turismo, hay pequeños empresarios que sufren el boicot… Hay empresas importantes de L’Hospitalet que han decidido marcharse a Madrid, Zaragoza u otros puntos de la geografía. Pero también he hablado con pequeños empresarios que lo están pasando muy mal, que han visto reducidos los pedidos en un porcentaje muy amplio que ponen en riesgo la viabilidad de sus empresas”.
Una situación que ha zanjado como ha empezado, de forma contundente: “no quiero que en Cataluña se redistribuya la miseria; quiero que se redistribuya la riqueza”.