Quien más o quien menos tiene compañeros de trabajo que le han comenzado a hacer el vacío, primos o cuñados que en las comidas familiares han dejado de hablar de política para evitar fuertes discusiones, personas que se borran de los grupos de WhatsApp ante un comentario o una foto de quienes opinan distinto…
Personalmente, me parece un auténtico drama que el debate y la bronca se haya trasladado de la sede parlamentaria al rellano de la escalera. Yo no quiero eso para la tierra a la que amo y vivo que es Cataluña.
Existen unos responsables políticos que han llevado la situación al límite y donde todavía hoy no se ve una clara solución, una herida que tardará tiempo en cicatrizarse pero que si actuamos pronto estoy convencido que lo podremos conseguir.
A nadie se le escapa que en este conflicto en el que algunos enarbolan la bandera del nacionalismo para vendernos una nueva patria es bastante falso, incluso diría que obsceno en determinados casos.
Basta mirar municipios como el de Castelldefels donde separatistas y socialistas gobiernan aparentemente sin ningún tipo problema, obviando lo que los vecinos les dicen, de espaldas a la ciudadanía. Pero tienen un motivo que está por encima de la patria… el patrimonio.
Lo que realmente les importa es mantenerse a todos en el gobierno al precio que sea, da igual los ideales, lo que les digan los vecinos o incluso sus propios votantes.
Demostrado está que, para esos, el fin justifica los medios. Qué todo vale para gobernar. Sin embargo, muchos vamos a seguir trabajando por la concordia, la libertad y el Estado de Derecho.
Porque Cataluña es mi Tierra, y España mi Nación. III