Tiene un buen arranque, prometedor, nos presenta un caso de un asesino en serie que tiene lugar en el interior de Navarra.
El guión de Luiso Berdejo funciona bien en sus dos primeros tramos para perder fuelle en su desenlace.
Fernando González Molina (Pamplona, 1975) que comenzó dirigiendo propuestas juveniles (“Fuga de cerebros”, “3 metros sobre el cielo”, “Tengo ganas de ti) cada vez se decanta más por el cine adulto, no hay que olvidar que su anterior film fue “Palmeras en la nieve”. “El guardián invisible” es su quinto largometraje, el primero en el que no participa Mario Casas, su actor fetiche. Actualmente ya está preparando el sexto, “Por tu amor”.
Marta Etura hace una buena interpretación, como la inspectora Amaia Salazar. Debe volver al pueblo donde nació y del que marchó y dónde nunca se encontró bien, Elizondo, para resolver un caso complejo, todo comienza con la aparición del cadáver desnudo de una adolescente de 13 años, en medio del bosque, en la zona de Baztán.
Acompañan a Marta, Elvira Mínguez que en esta ficción es su hermana mayor, Francesc Orella, Carlos Librado, Itziar Aizpuru, Pedro Casablanc, Paco Tous, Manolo Solo y Ramón Barea.
El tono es excesivamente afectado en “El guardián invisible”. El final es abrupto, incoherente (roza el ridículo), increíble e imposible, y es una pena porque desmonta muchas de las cosas buenas del conjunto y de la propuesta inicial. Da la sensación de que en la sala de montaje se recortaron algunas escenas rodadas que le daban sentido a la película, a su desenlace.
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