El llamado ‘Congost’, entre la ‘Serra de les Torretes’ y la parte baja de la ‘Serra de l’Ametller’, es una auténtica frontera geográfica que se traslada al imaginario ciudadano y que, efectivamente, divide el Baix Llobregat en dos. Por el ‘Congost’ solo pasan las autopistas A-2 y AP-7 y el río, dejando, al norte, Martorell y el resto de municipios de su entorno y, al sur, Sant Andreu de la Barca –“el sur del norte”, como ellos se definen-, y el resto del territorio.
Una fractura que no está contemplada administrativamente y que ahora, algunos municipios del norte, piden modificar. En julio de 2017, distintos municipios del norte y de la comarca de la Anoia crearon la plataforma ‘El Montserratí és comarca’. Nace sin un consenso claro y con gobiernos adheridos, pero en contra.
De hecho, no ha habido desde entonces ninguna actividad relacionada. Sin embargo, se entiende como un primer paso para cuando haya investidura y gobierno catalán se recupere, de nuevo, la reforma de la Ley de Gobiernos Locales. Es un melón que antes o después se abrirá y en el que el norte quiere estar ya posicionado para crear la nueva comarca, el Montserratí, con Martorell como capital.
Martorell: capital
El impulsor, en gran parte, de esta plataforma es Martorell como ciudad de referencia del norte y futura capital del Montserratí: “No vamos contra nada ni contra nadie. Lo único que estamos haciendo es remarcar un hecho histórico, natural y que va más allá de independizarnos de una comarca por el hecho de ser mejores”, explica el alcalde de Martorell, Xavier Fonollosa.
“Hay elementos diferenciadores que hace que seamos una comarca propia desde el punto de vista de servicios, de la cotidianidad, paisajístico y geográfico. Martorell actúa como capital de una comarca natural que es el Baix Llobregat Norte o Montserratí”, apunta, recordando que serían unos 130.000 habitantes, más que la mayoría de comarcas catalanas. “El Baix Llobregat son restos de comarcas. Siempre hemos dicho que es plural, pero por no decir que no es una comarca realmente, sino que se agrupa alrededor de tres zonas que no tienen nada que ver: el Delta, el Centro y el Norte. Hoy en día, solo tenemos en común el río y las autopistas; nada más”.
Fonollosa, que se el actual vicepresidente del Consell Comarcal del Baix Llobregat, valora positivamente la labor que esta administración hace en favor de todo el territorio y niega cualquier discriminación, un posicionamiento común a casi todos los municipios del norte. Sin embargo, considera que el hecho de ser comarca les permitiría ofrecer un servicio más cercano –“si tenemos Hacienda en Martorell no tendremos que ir a Sant Feliu o lo mismo con algunas oficinas comarcales propias de la Generalitat-, así como tener una interlocución más directa con el resto de administraciones: “Ahora nuestros temas quedan más diluidos en las mesas de negociación de temas, por ejemplo, como la salud o infraestructuras”.
El alcalde de Martorell duda, en cualquier caso, que la solución pase por integrar el norte también en el Àrea Metropolitana de Barcelona: “No lo sé. Estamos lejos y no sé si tendríamos más ventajas, teniendo en cuenta que la presión fiscal de los municipios metropolitanos es bastante más alta para los ciudadanos. AMB sirve para algunos servicios mancomunados, pero hace falta una reflexión más potente”. En este sentido, Fonollosa apuesta por recuperar el espíritu del denominado ‘Arco Metropolitano’ que nació para hacer el cuarto cinturón (actual B-40) y la línea orbital ferroviaria para conectar a siete grandes ciudades de la segunda corona: Vilanova, Vilafranca, Martorell, Terrassa, Sabadell, Granollers y Mataró.
Un espíritu que pasa por romper con la centralidad de Barcelona y apostar por esta “Gran Barcelona”, una zona que representa el 20% del territorio de Cataluña, pero que alberga el 80% de la población. Sea como fuere, Martorell apuesta por iniciar el proceso una vez haya gobierno en Cataluña, buscar el consenso necesario y, en última instancia, realizar un referéndum ciudadano.
Castellví: “nos diluimos”
De la ciudad grande al pueblo con menos población del norte, Castellví de Rosanes se muestra a favor de la nueva comarca: “Es un tema de relación entre municipios, más en nuestro caso con 1.800 vecinos, que dependen del resto. Nuestros jóvenes van al instituto a Sant Esteve; muchas actividades extraescolares son en Martorell; el hospital de referencia es Martorell; no tenemos campo de fútbol; lo mismo para hacer danza… No tenemos, en cualquier caso, ninguna relación con la zona Delta”, dice el alcalde del municipio, Joan Carles Almirall, que valora positivamente la labor del Consell Comarcal, pero que considera que se produce un cierto agravio por el propio peso de las grandes ciudades del sur.
Por ello, duda ante la opción de integrarse en AMB: “Depende de para qué cosas. Desde el punto de vista de recursos sí, estaríamos encantados”, dice mencionando el caso del barrio de Can Sunyer, fronterizo con Sant Andreu: “Si Sant Andreu es AMB, porque la acera de enfrente no lo es. Pero aquí, pasamos la montaña, y miramos al norte. Y, de hecho, si AMB absorbiera, por ejemplo, a todo el Baix Llobregat Norte nos diluiríamos aún más dentro en la toma de decisiones en el sentido que tendríamos menos peso específico a nivel metropolitano”.
Collbató: no a AMB
No opina lo mismo Miquel Solà, el alcalde de Collbató, el municipio más septentrional del Baix Llobregat: “No consideramos adecuado el crecimiento de AMB. La excesiva centralización de las instituciones les aleja de las personas a las que tiene que servir. De hecho, es el camino contrario al que queremos recorrer”.
En su caso, defiende que existe una realidad “geográfica, histórica, cultural, social y que, políticamente, sería una nueva comarca. Los municipios que se sitúan alrededor del Parc Nacional de Montserrat tienen unas características propias y comunes bien distintas de las del Baix Llobregat, con una larga historia que las justifica e identifica. El Montserratí no es un invento gratuito, sino la plasmación política de un hecho”.
Es más, Solà –que valora satisfactoriamente la labor del Consell Comarcal- considera que, efectivamente, “la gestión sería más eficiente y provechosa porque estaría más próxima al ciudadano en una comarca más homogénea, lo que facilita la organización para fijar objetivos comunes”.
Olesa: discriminación
Olesa es, por su parte, el municipio más crítico con la gestión del norte del territorio del Consell Comarcal del Baix Llobregat: “Hace muchos años que las poblaciones del Baix Llobregat Norte denunciamos la discriminación y el olvido que sufrimos a la hora de recibir servicios, atenciones y ayudas”, dice Pilar Puimedon, alcaldesa de Olesa de Montserrat.
El único municipio del Baix que lleva Montserrat en el apellido se muestra “abierto” a la creación de la nueva comarca: “Vivimos en un cruce de comarcas y compartimos unas necesidades, déficits, intereses y anhelos que las capitales comarcales actuales, en algunos casos, no han resuelto. Quizás, una administración más cercana sería más resolutiva”, opina, recordando algunas menciones históricas a la distinción administrativa del norte: Plan de Organización Social Agraria de J. Rendé de 1924; al Plan General de Ordenación de la Provincia de Barcelona de 1959 o al Plan Director del Área Metropolitana de Barcelona de 1966.
En cualquier caso, Puimedon no ve con buenos ojos la integración en AMB: “Si en el Consell Comarcal ya hay una tendencia al olvido del norte; es iluso pensar que dentro de AMB, con la fuerza de Barcelona, los pueblos del Montserratí veríamos solucionada la situación”.
Esparreguera: repensar
Son municipios vecinos y, sin embargo, la posición es totalmente distinta. Frente al discurso crítico de Olesa, el alcalde de Esparreguera, Eduard Rivas, apuesta por “reconocer la realidad territorial de la comarca”, pero no descarta el formar parte de AMB: “Las demandas de los pueblos y ciudades del norte son muy distintas a las del sur. En movilidad, comercio, turismo, por ejemplo, varían considerablemente”, dice.
“El Consell Comarcal –que hace muy buen trabajo y estamos satisfechos; solo hace falta más presupuesto y competencias reconocidas- es consciente de estas asimetrías y es sensible a las demandas del norte; pero, también, es cierto que su ámbito de actuación se ha visto agraviado por la aparición de AMB. En este sentido, tendríamos que estudiar formar parte de AMB si se planteara su crecimiento; pero, a priori, lo vería con buenos ojos. Los flujos económicos y laborales se dirigen a la capital de un país, un hecho que no podemos obviar y que tenemos que aprovechar. Esto que no quita que busquemos vías de colaboración para reconocer la singularidad natural y cultural de los que vivimos alrededor de Montserrat”.
En cualquier caso, Rivas apuesta por repensar, en general, todas las instituciones supramunicipales: “Es necesario recentralizar recursos, clarificar competencias para ganar capacitación de acción… Y, partir de este diagnóstico, que el municipalismo conjuntamente decida la vía para defender nuestros pueblos y ciudades”.
Abrera: Consell fuerte
Hasta ahora, el resto de municipios del norte defendían, excepto Olesa, la gestión del Consell Comarcal, pero igualmente defendían la creación de una nueva comarca. Abrera, que forma parte también de la plataforma, apuesta directamente por fortalecer la actual administración: “Éste, sin ninguna duda, se acerca a las instituciones y nos ayuda en muchas tareas del día a día de nuestros vecinos; es necesario dotarlo de más presupuesto y competencias para aprovechar al máximo sus capacidades de seguir haciendo un buen trabajo, ágil y eficiente”, defiende el alcalde de Abrera, Jesús Naharro.
De hecho, Naharro está convencido que un nuevo Consell Comarcal del Montserratí no será más eficiente y provechoso: “En ningún caso. Y, como ejemplo, pondré el último pleno del CCBLL en el que se han incorporado dos nuevas líneas de trabajo: en vivienda y ámbito sanitario. Trabajar para más de 800.000 personas nos da una perspectiva global de lo que sucede y se puede actuar desde la experiencia de saber qué necesita el territorio”.
En este sentido, estaría a favor de entrar en AMB -sobre todo, para la mejora del transporte público: “es totalmente deficitario y muy caro-, tras un informe detallado de las ventajas e inconvenientes, pero sin plantear la disolución del Baix Llobregat: “Dos instituciones bien fortalecidas hará que automáticamente los vecinos salgan doblemente beneficiados”.
Sant Esteve: otras vías
En esta misma línea está ahora Sant Esteve Sesrovires que, precisamente, se adhirió a la plataforma cuando su entonces alcaldesa de ERC, Carme Rallo, estaba a favor, en una decisión que no comparte el actual alcalde, el socialista Enric Carbonell: “Hubiera estado bien que se nos consultara; no lo hicieron. Si ahora tuviéramos que votar en pleno, votaríamos seguramente que no”, dice Carbonell que, en cualquier caso, se mantendrá en la plataforma para dar su voz contraria desde dentro.
Carbonell reconoce la “desconexión con toda la zona Delta” y la personalidad “fuerte” que representa Montserrat, pero lo ve insuficiente para que se traslade a una nueva administración comarcal: “Si el problema es administrativo, podemos hablar de descentralización de oficinas del Baix Llobregat en Martorell”, opina Carbonell que sí que vería adecuado rebautizar el norte como Baix Llobregat-Montserratí para diferenciar el territorio en algunos sectores concretos como el turismo. No obstante, cree que las prioridades pasan por la mejora del transporte público, las infraestructuras y el planeamiento urbanístico y económico común; algo que pasaría por AMB: “La necesidad de un transporte público siempre aparece y no creo que lo podamos trabajar desde una comarca autónoma. Estaría dispuesto a alargar la influencia de AMB y sus subvenciones para que puedan llegar estas infraestructuras; nos daría una potencia enorme”, dice Carbonell, más ahora que el mundo económico busca nuevas ubicaciones en la segunda corona.
Sant Andreu mira al sur
El único municipio, pues, que queda fuera de la plataforma es Sant Andreu de la Barca, tal y como ellos se definen, “el sur del norte”. De hecho, su alcalde, Enric Llorca, resta importancia y toda prioridad a este tema: “Tal y como están las cosas, esto es un tema para el siglo XXII”. Llorca califica de “aventura” esta idea y apuesta firmemente por AMB, de la que ellos sí forman parte: “AMB es el mejor contexto en donde nos podemos situar. El que quiera apuntarse a la aventura del ‘Montserratí’, evidentemente, seremos respetuosos, pero nosotros claramente no estamos a favor. Sabemos dónde estamos y las ventajas que comporta. Lo que queremos es integrarnos cada vez más”.
En este sentido, Sant Andreu entendería más que todos formaran parte de AMB y no “montar una comarca por su cuenta. Nunca tendrán la capacidad económica ni la capacidad de recursos de AMB. Cuantas más poblaciones haya en AMB mejor. Yo no pongo ningún límite geográfico y si se ha ampliado en algunos ámbitos, porque no puede seguir haciéndolo”, dice Llorca que vería, pues, más viable que todo el Baix Llobregat formara parte de AMB que no dividir la comarca en dos.
“Soy escéptico sobre que la nueva comarca pueda derivar en una mejor prestación de servicios. A mí las cosas virtuales no me gustan, me gustan las reales. El Consell Comarcal puede tener una cartera de servicios limitada, pero la tiene y la ejerce y la desarrolla bien”. Y añade: “Corresponde a otro deseo: lo que quieren es segregar una parte para ser más protagonistas”. En cualquier caso, Llorca califica el debate de “inviable” ahora mismo. III