A esta generación se la conoce con la palabra inglesa “WE” o “NET”, por estar casi permanentemente conectados, lo cual resulta una paradoja, ya que al mismo tiempo que se fomenta el individualismo, se produce una comunicación con otras personas, una nueva forma de relación social.
Como causa fundamental del desarrollo de esta nueva generación, se apunta el aumento del poder adquisitivo de los ciudadanos en los países occidentales, que ha provocado un descenso del precio de los productos tecnológicos. Asimismo, la explosión de la burbuja de las
punto.com a principios de siglo desencadenó una caída de los costes de la infraestructura informática, posibilitando la incorporación al nuevo mundo globalizado de países en vías de desarrollo.
En la actualidad, los menores se enfrentan a una alta exposición visual, por diferentes medios como la televisión o a través de paneles publicitarios en las zonas comerciales de las ciudades. Los niños tienen conciencia de las marcas sin ser sensibles al precio, son un grupo consolidado de consumidores obstinados, que saben cómo influir en las compras, convirtiéndose en un segmento muy codiciado por las empresas de marketing.
No obstante, existen riesgos evidentes derivados del uso excesivo de estos aparatos de última generación. Por una parte, se extiende entre los escolares la falsa creencia de que en los diversos buscadores y enciclopedias existentes en la red se encuentra toda la verdad, sin profundizar sobre dicha información emprendiendo búsquedas personales. Debemos hacer comprender a todos los agentes implicados en el sistema educativo que hay una vida real más allá de la Red, y el objetivo primordial consiste en hacerla compatible con el espacio virtual.
Además, los progenitores suelen recurrir a los nuevos medios como un mero instrumento para mantener distraídos a los menores, sin analizar el riesgo que representa para su formación en valores. Por tanto, los padres no deben eludir su labor educativa y han de analizar la idoneidad de los contenidos que reciben sus hijos a través de los diferentes medios de comunicación, en definitiva, controlando el uso que hacen de las nuevas tecnologías, para evitar problemas como el aislamiento social, la adicción a las mismas o el sedentarismo.
Asimismo, compete al sector empresarial informar a los padres y proteger a los menores frente a los contenidos inadecuados que ofrecen los nuevos medios. Las diferentes Administraciones, por su parte, habrían de aplicar medidas sancionadoras más eficaces para evitar la venta de juegos no autorizados a menores, muchos de ellos incitando a la violencia.
En conclusión, no se trata de demonizar el empleo de las nuevas tecnologías, sino de fomentar un uso racional y equilibrado.