El Área Metropolitana de Barcelona ha presentado el nuevo plan para luchar contra el cambio climático y promover la eficiencia energética, un proyecto que desde las asociaciones y plataformas que luchan por mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación ven “insuficiente”.
Un plan metropolitano con “intenciones”
El AMB establece en un 40% el objetivo de reducción de dióxido de carbono en 2030 que, según una representante de la Plataforma per la Qualitat de l’Aire, María García, “es lo que marca la normativa europea, pero lo hacen respecto a los niveles de 2005, cuando el año base es 1990”. Ese cambio de año referencial provoca que las emisiones sean totalmente distintas, dado que las de 2005 son muy superiores a las de 1990.
Aunque el ‘Pla Clima i Energia 2030’ del AMB sea un gran avance en lo que respecta a zonas verdes y fomento de nuevas energías, desde la plataforma consideran que muchos puntos del plan “tan solo son intenciones” y creen que lo que debe hacer el ente metropolitano es “cambiar de modelo”. No obstante, también resaltan que en la entidad metropolitana “hay mucha descoordinación” y piden que la autoridad de transporte metropolitano sea como la de Londres.
Peajes urbanos para reducir los coches
La calidad del aire de Barcelona y su área metropolitana se ve influenciada por dos grandes gases: el dióxido de carbono y el dióxido de nitrógeno. Además de otros gases contaminantes de carácter, generalmente, temporal. Los principales focos son las industrias, los coches y el Puerto de Barcelona. Sobre este último, el puerto, García ha lamentado que “aunque los ayuntamientos de Barcelona y El Prat estaban en un principio en contra de la ampliación del puerto, al final han dado luz verde a ampliar dos terminales”. Así, los ayuntamientos también juegan un papel clave de “bloqueo” que no parece que estén ejerciendo, a pesar de que las competencias del puerto barcelonés sean estatales.
En los otros dos puntos, la industria y los coches, la representante de la plataforma ecologista ha aseverado que “si no sacamos los coches de las ciudades no podemos desplegar la movilidad sostenible”. Una de las soluciones que propone García es la creación de un ‘peaje urbano’, como se ha realizado en Estocolmo, con “excepciones para gente con movilidad reducida, transporte público y colectivo”. Esta estrategia serviría para restringir la entrada de los vehículos privados en las ciudades, a raíz de la medida disuasoria del peaje, especialmente para “las personas que solo se mueven en coche”. Esto haría disminuir, según afirma García, los coches en circulación y así se podría comenzar a trabajar en acciones como la revisión de las tarifas del transporte metropolitano o la mejora del propio sistema. Porque, al final, aunque se ponga más transporte público “si no se reducen los coches no se consigue un cambio en el modelo”, ha enfatizado García.
“El 45% de los catalanes no tiene carné”
La representante de la plataforma ha argumentado que casi la mitad de la población catalana no tiene licencia de conducir ni acceso a un coche. Por ello, García ha considerado que en lo que respecta a los autobuses interurbanos del área metropolitana “hay que trabajar en una revisión tarifaria y que tengan su propio carril en las entradas de las grandes ciudades”. Una acción relativamente sencilla dado que “pintar es muy barato”, ha resaltado.
Finalmente, para lograr un buen sistema de transporte público desde la Plataforma per la Qualitat de l’Aire apuestan por “la intermodalidad”. En muchos casos, al carecer de conexiones entre transportes públicos, supone un impedimento cuando se necesitan coger dos diferentes autobuses o cercanías para llegar, por ejemplo, al lugar de trabajo y “no pueden combinar dos transportes de forma eficiente con frecuencias o velocidades”, ha concluido García.