La artista Consuelo Llupià ha presentado el proyecto artístico y audiovisual “La Ballena del Prat en El Prat”, con el apoyo del programa municipal de artes visuales ‘Descomprimir’
El Prat reclama su ballena. Una iniciativa social y artística impulsada por Consuelo Llupià, con la colaboración del Ayuntamiento de El Prat, ha realizado el proyecto artístico y audiovisual “La Ballena del Prat en el Prat” para pedir que los restos de la ballena hallada en una playa pratense en 1983 vuelvan a la ciudad.
"La Ballena del Prat en El Prat"
Llupià ha impulsado esta iniciativa para demandar el retorno del cuerpo del cetáceo a partir de su proyecto artístico y audiovisual titulado “La Ballena del Prat en El Prat”. Este proyecto incluye la producción de varias piezas audiovisuales, así como actividades artísticas con la comunidad, para reflexionar sobre las relaciones y el contacto que establecemos lo seres humanos con la naturaleza y sus manifestaciones.
El proyecto comenzó en el 35 aniversario de la llegada de la ballena en El Prat, el 12 de mayo de 2018. Ese mismo día se emitió en la emisora municipal El Prat Ràdio una “entrevista” con la ballena a través de las ondas, en el que colaboraron más de 60 personas y en la que se le preguntó a la ballena si quería volver a casa, eje central del proyecto artístico.
Llupià ha contado con la colaboración de la científica Diana Reiss, especialista en cognitivismo cetáceo, profesora y directora del programa de posgrado de Comportamiento Animal y Psicología Comparada en Universidad de Columbia, de Nueva York, y la artista y canalizadora Eulàlia Valldosera, enfocada al fenómeno perceptivo, como antena de un nuevo lenguaje, capaz de mediar entre los diversos estratos de nuestra realidad.
El gran cetáceo
El 12 de mayo de 1983 apareció varada y muerta en la playa de El Prat un rorcual común de 19 metros. Este hecho supuso un gran acontecimiento y, desde entonces, la ballena forma parte del imaginario colectivo de la ciudadanía de El Prat, pero también es muy familiar a la población barcelonesa, ya que su esqueleto ha estado dando la bienvenida al zoo de Barcelona hasta la primavera de este año. Desde hace pocos meses, debido al mal estado de los restos, están guardados en un almacén del zoo, sin destino definido.