El PSC de L’Hospitalet sigue destinando a los servicios sociales aproximadamente la mitad de lo que recomienda la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España, a diferencia de lo que hacen otros municipios de nuestro entorno como Barcelona, Sant Adrià o Santa Coloma. Es tal su desinterés en las políticas sociales que destina menos recursos a inversiones en vivienda social que en atenciones protocolarias y representativas.
La ejecución de las inversiones ha sido otro de los grandes fracasos del gobierno de Núria Marín. El año pasado apenas ejecutó el 20% de las inversiones presupuestadas y para el año que viene las inversiones se han desplomado. En el Plan de Inversiones Municipales 2016-2019 tenían previsto para el 2019 19.672.299 euros y al final en el presupuesto solo han contemplado 9.074.105. De los 130 millones que anunciaban en 2016 que iban a invertir hasta 2019, a fecha de 31 de octubre de 2018 se habían quedado en 40 millones. Las frías cifras confirman que los grandes anuncios de Núria Marín se quedan en nada: son solo humo para salir en la prensa.
Después de 40 años en el gobierno, cabría esperar que el PSC, al menos, gestionaría con un mínimo de solvencia. Pero ni eso; se han acomodado tanto en el poder que se han abandonado a la improvisación. Los presupuestos son papel mojado. Núria Marín está acostumbrada a gobernar a golpe de modificación extraordinaria de los presupuestos, casi 100 ha hecho en 2018, donde te puede poner partidas tan poco extraordinarias como la cabalgata de reyes. Está claro que L’Hospitalet necesita un cambio que regenere la vida democrática de la ciudad, con un proyecto de renovación reformista y progresista como el que representa Cs. III