El mítico tren Sevilla-Barcelona con sus eternas 15 h de viaje; el que trasladó a cientos de miles de andaluces que en los años 50 y 60 huían de la miseria agraria y vinieron a reforzar el proletariado industrial catalán, junto a los miles de aragoneses y gallegos que se sumaron antes a los murcianos de las obras del metro.
Este lento tren tiene vagones en el Museo de la Inmigración de Sant Adrià de Besòs que reseña este éxodo migratorio.
Hoy el AVE acorta confortablemente el trayecto interciudades y lo mantiene en 5 h bien soportables.
Vale esto para decir que toda la dificultad anterior para comunicarse, relacionarse y compararse ha disminuido entre los emigrados y sus parientes.
Andalucía tras 40 años de PSOE (36+4 preautonomía) arrastra aún graves problemas estructurales de paro, déficit educativo y escaso desarrollo industrial.
Cataluña mantiene un 20% de aportación al PIB español pero su desajuste fiscal ha dado pie a interpretaciones sesgadas en clave nacionalista; con altibajos ya se pueden considerar 40 años de desencuentro progresivo con Madrid.
Simplificando, podríamos decir que Andalucía mantiene un desarrollo más precario que otras comunidades, pero su extensión y numerosa población la hacen decisiva en las pugnas políticas. Cataluña ha iniciado una frenada inversora, motivada por su desarreglo político y el creciente desorden público. Ambas comunidades han registrado importantes escándalos de corrupción.
Los nietos catalanes (caso: Rufián) de algunos abuelos andaluces han virado hacia objetivos nacionalistas y radicales, influidos por la inmersión lingüística y de los medios, TV3.
Hay diferencias por ello en muchas familias catalano-andaluzas.
Las últimas elecciones han evidenciado dos grandes bloques catalanes. Por ello el barrido electoral del PSOE andaluz se ha seguido con pasión en el área metropolitana de Barcelona, donde radica el grueso de la antigua inmigración andaluza y se instala la nueva inmigración (africana, latinos…).
El nuevo gobierno andaluz (PP+Cs) y apoyo ocasional de VOX puede ventilar la pútrida estructura socialista (ERES, subvenciones dolosas…)
Sabemos que el PSC en Sant Boi, Viladecans, L'Hospitalet… lleva 40 años seguidos de gobierno municipal, que los cambios fueron, pero ya no son; su administración es cansina y rutinaria, sin resolver: la pobreza crónica de estas tres ciudades, ni su escasa renta media por habitante. ¿Qué hacer? Olvidar el recuerdo ferroviario del lento tren “Sevillano” y subirse al veloz AVE que nos permita abrir armarios y archivos y ventilar los centros de poder desgastados e incapaces. En ambas Comunidades: cambio de tren y olvido de una época que ya acabó. Con otro discurso, por favor.