Sant Boi

Sant Boi censa sus tierras del Parc Agrari para combatir el abandono

Tierras cercanas a la Cooperativa Agrària Santboiana. (Foto: FJR).
Francisco J. Rodríguez | Viernes 05 de abril de 2019

Tan solo el 7% están desatendidas, frente a un 78% que sí que están conreadas | El Consorci del Parc Agrari celebra la iniciativa y pide que se replique en el resto de municipios | División de opiniones entre los payeses, que coinciden en la necesidad de cuidar las fincas



Sant Boi cuenta con más de una cuarta parte del terreno del Parc Agrari. En concreto, posee el 26% del total del suelo de dicho espacio, que se traduce en 871 hectáreas de las 3.300 existentes. De hecho, es el municipio, de los 14 que lo conforman, con más peso territorial en el parque. Un dato que no pasa desapercibido para el Ayuntamiento de Sant Boi, que lleva a cabo una apuesta decidida por este espacio agrícola a las puertas de Barcelona. “Ha de ser un motor económico de la ciudad”, resumió la alcaldesa Lluïsa Moret en la presentación de la Carxofada, un auténtico homenaje al producto estrella samboyano.

Pero los tiempos cambian. Los hijos de los antiguos payeses están ahora por otras cosas, mientras que otros jóvenes que sí que querrían trabajar el agro -bien como oportunidad laboral o para poner en práctica sus conocimientos técnicos- no tienen fácil acceso a la tierra. Para evitar el abandono de las tierras y fomentar que se vuelvan a cultivar, el Ayuntamiento de Sant Boi acaba de elaborar un censo de los campos que tiene en el ámbito del Parc Agrari y sus estado.

El 80% de las tierras están conreadas

Se trata de unos datos a los que ha tenido acceso en exclusiva El Llobregat y que señalan que el 78% de los campos de Sant Boi están actualmente conreados, frente a un 7,3% que están abandonados [ver tabla]. En total se han contabilizado 767 fincas cultivables fruto de un trabajo de campo que el consistorio llevó a cabo durante la segunda mitad del año pasado y que ha presentado a los payeses a lo largo del mes de marzo.

Además de los campos cultivados y los que están abandonados, el Ayuntamiento ha contabilizado cinco fincas afectadas por obras y 10 contaminadas. En lo que respecta a este último caso, la regidora de Política Agraria, Ció Lerma, precisa en una conversación con esta publicación que se trata de terrenos que, a causa de vertidos u otras acciones, han quedado inservibles, al menos de momento, para la agricultura. Por último, la tipología de ‘imprevistos’ hace referencia a terrenos que no pueden ser conreados en su totalidad porque albergan material de obras próximas o por otras contingencias no previstas, como su propio nombre indica.

El próximo paso, en el que ya estamos inmersos, es presentar los datos a los payeses y ponerse en contacto con los propietarios de las tierras, sobre todo con los de las abandonadas. Es aquí donde quiere poner especial énfasis el consistorio y avanzar hacia un paradigma de plena ocupación de las tierras. Por este motivo, intentarán descubrir el porqué del abandono y, en los casos de extrema dejadez, requerir al propietario para que adecue la zona. En caso de no hacerlo, el gobierno municipal procedería de manera subsidiaria a acometer la limpieza.

No es una cuestión baladí esta de la limpieza, puesto que una finca sin los debidos cuidados puede afectar a la vecina. De hecho, el año pasado, recuerda Lerma, se desató una plaga en un campo abandonado que acabó afectando a una finca de la Cooperativa Agrària Santboiana.

Por otra parte, Lerma destaca también que han detectado cuatro fincas en desuso que están en manos de inmobiliarias y constructoras, cercanas a terrenos industriales. Esta ubicación podría permitir futuras recalificaciones o ampliaciones urbanísticas de industrias. “Como pongamos hormigón en el Parc Agrari, nos lo cargamos”, alerta la regidora, que no obstante remarca que el Parc Agrari está muy protegido contra posibles desmanes urbanísticos. Esta protección entronca con el susto en el cuerpo que dejó el proyecto de Eurovegas, que preveía la construcción de un macrocomplejo de casinos y hoteles en la huerta del área metropolitana.

El Consorci lo celebra

Quien ya ha dado su visto bueno a la iniciativa ha sido el Consorci del Parc Agrari. Su gerente, Gemma Francès, explica a El Llobregat que, de hecho, quieren que se haga extensible al resto de municipios que forman el parque. Francès describe la relación con el Ayuntamiento de Sant Boi como “muy fluida” y destaca que lo importante de este trabajo es que se puedan cruzar las bases de datos de ambas instituciones. “Es importante no solaparse, nos tenemos que coordinar”, dice al respecto la gerente.

Y siguiendo con el resto de actores, ¿cómo ve este proyecto la payesía local? Lluís Solanas, presidente de la Cooperativa Agrària Santboiana, lo ve con buenos ojos, sobre todo en lo que respecta al cuidado de fincas abandonadas que puedan perjudicar a las vecinas.

“Esto no arreglará nada”

Quien no lo tiene tan claro es el Institut Agrícola Català de Sant Isidre. Su presidente, el samboyano Baldiri Ros [ver páginas 12 y 13], duda de la idoneidad del censo de tierras y asegura que no fomentará el acceso de los jóvenes al sector. “La solución es que los payeses tengan la opción de arrendar fácilmente, no de palabra, sino plasmándolo en un documento; si fuera así, no habría ninguna tierra abandonada en el Baix Llobregat”, asegura resuelto Ros, que sí que se muestra de acuerdo, no obstante, con los requerimientos a los propietarios que no mantengan cuidadas sus fincas, aunque recuerda que ya existe la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables, de 1979, que regula este aspecto.

De todas formas, la preocupación por el relevo generacional se hace patente cada día. Desde el departamento de Agricultura de la Generalitat lo consideran una prioridad, e indican que en los últimos cuatro años más de 2.000 jóvenes se han convertido en payeses, mientras que 12.000 más se están formando en las diferentes escuelas agrarias -aquí hay que destacar la Escuela Superior de Agricultura del Campus de la UPC en Castelldefels-. Es por esto que la idea de crear un banco o bolsa de tierras para ofrecer a jóvenes que están buscando su terreno cobra fuerza. Sin embargo, ya hay voces contrarias a esta idea, como la del propio Ros, que pone de ejemplo el fracaso de la Safer francesa, que recoge las peores tierras del país galo. “Si quieren hacer esto todavía habrá menos agricultura en el Baix”, augura. III