Pese a que solo nos acordamos de la salud y estado de las aguas cuando nos tenemos que bañar en ellas debido al calor -esto es, en verano-, lo cierto es que estamos ante uno de los desafíos medioambientales más importantes. La salinización del río o los plásticos presentes del litoral, además de la pérdida de arena de la que, en gran parte, es responsable la acción del hombre, se añaden a un cóctel que amenaza con destruir una zona natural ya de por sí amenazada por la actividad humana y las infraestructuras.
Para avanzar en la mejora de la salud del agua del río Llobregat, la Agencia Catalana del Agua (ACA), junto con el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y el beneplácito del departamento de Territorio y Sostenibilidad, está llevando a cabo aportaciones de agua desde la depuradora de El Prat hasta Molins de Rei, con el objetivo de evaluar posibles mejoras en la cantidad del agua del curso fluvial. Lo hará hasta el 31 de julio y está previsto que la mitad del caudal del río desde Molins hasta la desembocadura sea agua regenerada de la depuradora. Paralelamente, se hará un seguimiento de la calidad de las aguas del río tras esta aportación. Una medida que para algunas organizaciones ecologistas supone un despilfarro energético; las mismas que, además, recuerdan que construir una sola macrodepuradora en El Prat, en lugar de las tres previstas por el Plan General Metropolitano (PGM), fue una mala solución.
Más plásticos que peces en 2050
La conciencia por el exceso de plástico utilizado que acaba convertido en desechos que van a parar a las aguas crece día a día. Y no es para menos, puesto que según explica a El Llobregat Eduard Serrano, doctor en Biología Marina por la UB y director de proyectos en Biosfera -que ha participado en una campaña de concienciación en el centro comercial La Farga de L’Hospitalet-, “se estima que en el año 2050 habrá más plásticos que peces”.
Serrano valora positivamente las limpiezas de playas y de fondos marinos que se llevan a cabo y recuerda que hay un proyecto esperanzador de un joven holandés, Boyan Slat, que ha diseñado una máquina gigante para limpiar la famosa isla de plástico del Pacífico. Aunque todavía está en fase de verificación, este artilugio puede ser la solución para eliminar este material de las aguas. Sin embargo, de nada servirá si no se deja de verter. Por eso, la presión ciudadana sobre los legisladores puede revertir la situación. Estamos a tiempo. III
“Excelente” calificación del agua de la playa |
No obstante, a menudo los usuarios no respetan estos espacios y ensucian las playas. Uno de los elementos estrella de este triste comportamiento son las colillas. Sobre esto, la asociación ecologista No Más Colillas hace un llamamiento a no tirar los cigarrillos a la arena o el agua y llevar ceniceros portátiles, además de exigir a los ayuntamientos que pongan más medios, como papeleras, para poder tirar estos restos, aunque no culpa exclusivamente a la administración. “No nos gustan las sanciones, pero si no funcionan se debería prohibir fumar en las playas”, explica Joan Hernández, responsable de No Más Colillas en Barcelona. III |