Artículo publicado el 6/6/2007 en ABC
X. Pérez Llorca | Miércoles 06 de junio de 2007
En relación con la pasada campaña de elecciones municipales, ¿qué noticia recuerda Ud.?
Me gustaría saber cuántas personas responden que la polémica generada por el alcaldable del PP en Badalona, Xavier Garcia Albiol; sí, el candidato que distribuyó un vídeo relacionando emigración y delincuencia. Cuando menos eso es lo que le critican. Al leer la noticia, busqué con interés algo más. ¿Qué barbaridad habrá dicho?, pensé... Nada. Sus críticos repudian que haya relacionado emigración y delincuencia. Incluso escuché que alguna entidad cívica pretendía denunciarle por ese motivo.
¿Sólo eso? ¿Lo inaceptable es relacionar emigración y delincuencia? Parece ser que sí. Referirse a esa relación es un anatema moderno. Quienes se sienten en el derecho de establecer lo que está bien o mal en nuestra política han decretado que no se puede hablar de este asunto.Quien lo haga será tachado de irresponsable, incendiario y unas cuantas cosas más.
Durante los meses de «papeles para todos» no se pudo hablar serenamente de cómo afrontar la emigración. Semanas atrás, Imma Mayol recriminaba a Duran Lleida que, como democristiano, se atreviera a objetar el cómo se están llevando a cabo los procesos de reagrupación familiar de los emigrantes. Artur Mas recibió un alud de críticas por preguntarse si el gobierno tiene alguna responsabilidad ante el hecho de que en Cataluña se recluten yihadistas. Es decir, seguimos igual. No se puede hablar sobre políticas de emigración, como no sea para decir que todo va bien y cuántas ayudas más se van a disponer para mejorar la situación de los emigrantes.
Así las cosas, permítanme una admonición. Probablemente podamos mantener esta política del avestruz durante unos cuantos años más, pero llegará el día en que la realidad de la calle nos diga a gritos lo que no hemos querido escuchar durante años. El discurso dominante sobre emigración, políticamente correcto, buenista, esta avocado a darse de bruces con la realidad y la percepción mayoritaria de los ciudadanos.
Si los políticos de los partidos establecidos no pueden hablar de esta problemática, tarde o temprano veremos como algún extremista desconocido (Plataforma por Cataluña, es un aviso), se convertirá en la voz que se elevará sobre el silencio, aupado por una población que durante años se ha sentido distante del poder.
De seguir así, sólo es problema de tiempo. Mientras, la abstención sube y sube.