Un vecino de L'Hospitalet, de 24 años y nacionalidad española, ha sido detenido como presunto líder de una organización criminal que se dedicaba a estafar a ancianos. Lo hacían mediante el método del vishing -combinación de las palabras en inglés voice y phishing, voz y suplantación de identidad-, para lo que creaban las condiciones idóneas para hacer creer a las víctimas que eran empleados de una entidad bancaria. Los investigados llamaban por teléfono a sus víctimas, personas mayores vulnerables, y les hacían creer que eran trabajadores de un banco o gestora de medios de pago y que habían detectado una compra por internet elevada en su cuenta bancaria.
Las víctimas, preocupadas por una compra que no habían hecho, acababan facilitando la numeración de su tarjeta de crédito y el código de verificación de la misma, tras una conversación en la que los investigados intentaban tranquilizar a las víctimas mediante una solución: anular la compra mediante los datos que les facilitaban.
En ese mismo instante, los presuntos estafadores comenzaban a hacer compras reales por internet y, en tiempo real y mientras charlaban por teléfono, les iban pidiendo los códigos de confirmación de compra en línea que iban recibiendo vía SMS, haciendo creer a las víctimas que eran códigos que se generaban en el proceso de anulación de la compra falsa.
A los productos que compraban de manera real los colocaban en el mercado rápidamente como teléfonos u ordenadores y tabletas. Aunque en otras ocasiones, y con el mismo pretexto de anular la compra ficticia, el presunto estafador conseguía los datos de la banca digital, con lo que conseguían traspasar dinero de las cuentas de las víctimas a otras del grupo criminal -a los 'muleros' de la banda-, una operación que repetían hasta que dejaban sin dinero al afectado.
Ese dinero, para evitar que las víctimas se dieran cuenta de la estafa y denunciaran, lo sacaban lo más rápidamente posible. Mossos calcula que el grupo ha podido estafar más de medio millón de euros a más de un centenar de personas en todo el país.
Los investigadores de la policía catalana aseguran que la banda contaba con una estructura jerarquizada y que cada uno de sus miembros tenía una labor específicamente encomendada: selección de las víctimas, realización de las llamadas, materialización de las compras por internet, recogida de los productos o reventa de los artículos conseguidos ilícitamente.
La investigación arrancó en noviembre de 2018 después de constatar un aumento considerable de denuncias por estafas bancarias que seguían un patrón similar. El líder de la banda ha ingresado en prisión y no se descartan más detenciones, puesto que el caso sigue abierto.