Según fuentes de la Comisión Europea los ataques con programas de secuestro se han triplicado entre 2015 y 2017, y lo que es más grave, el coste anual de los ataques informáticos para la economía mundial se cifra en alrededor de 400.000 millones de euros.
La frecuencia con que se producen los incidentes de seguridad ha llevado al Consejo y la Unión Europea a imponer medidas restrictivas específicas para disuadir y contrarrestar los ciberataques que suponen una amenaza exterior para la UE o sus Estados miembros.
Uno de los aspectos fundamentales para actuar debidamente en el ciberespacio consiste en desarrollar la ciberconsciencia, basada en el hecho de que los consumidores de nuevas tecnologías tienen a su alcance dispositivos muy potentes, pero su uso conlleva riesgos de los que resulta fundamental ser consciente. Así, resulta esencial educar a los menores en el uso responsable de internet y las nuevas tecnologías, con la finalidad de que entiendan que el acoso utilizando un smartphone puede comportar consecuencias penales, además del reenvío de un contenido de tipo sexual o violento sin el consentimiento del afectado.
La conciencia consiste en conocer el contexto de los riesgos en función de la aplicación utilizada y el uso que se realiza de ella.
Dicho concepto resulta igualmente de aplicación para las empresas. Por ello, la conciencia digital representa analizar los aspectos positivos y desfavorables de actuar de una forma u otra en función de los riesgos asociados.
La clave para las empresas y organismos, al igual que para los particulares, debe ser intentar anticiparse, a través del análisis de patrones de comportamiento que podrían suponer un riesgo, y también desarrollar la capacidad de respuesta.
Finalmente, indicar que el uso de la inteligencia artificial y big data constituye una de las tendencias que se aplican en la fase preventiva. Dado que la cantidad de información que se maneja es de enormes magnitudes, la aplicación de dichas tecnologías es básica para detectar posibles patrones de comportamiento de riesgo para la seguridad.
La ciberseguridad representa una oportunidad para los negocios en particular y para las economías nacionales e incluso europea, ya que permite el desarrollo de un tejido productivo y de empleo de calidad. III