De espíritu inquieto, López es autor de tres libros y de decenas de cortos y anuncios, además de una película documental, ‘Las tres vidas de Pedro Burruezo’, sobre el cantante del grupo underground Claustrofobia. Charlamos acerca del cierre de decenas de cines de barrio -recita de memoria los que había en LH- y nos hace su diagnóstico del sector en plena psicosis vírica.
Comencemos jugando a verdadero o falso. ‘El Baix y L’Hospitalet están de moda para rodar películas y anuncios’.
Esto viene de hace muchos años. De pequeño recuerdo ir con mi padre a los estudios Esplugas City, donde se rodaba constantemente.
Sigamos. ‘La comarca es un plató’.
El skyline de L’Hospitalet se ve cada vez más en las películas y anuncios, y también se rueda cada vez más en diferentes ubicaciones del Baix Llobregat. Quizá más en L’Hospitalet, que es una ciudad más grande con elementos para hacer un determinado tipo de cine, cortos y series de televisión.
Ahora bien, en paralelo han ido desapareciendo decenas de cines de los barrios. ¿A qué lo atribuyes?
El cine era un entretenimiento muy barato. Eso lo cambió la entrada del vídeo, y muchos tuvieron que cerrar porque no se supieron adaptar. A partir de ahí empezó el concepto multisalas, con el Ramblas, en L’Hospitalet y ya desaparecido, a la cabeza. Aunque hay fenómenos curiosos como Cine Baix, en Sant Feliu, que han sabido reconvertir muy bien y es un punto de encuentro de cine de autor.
Por otro lado, las salas de cine parecen cada vez más sofás de salón. Recuerdo a mi profesor de Filosofía cuando decía que para atender plenamente a una película se sentaba en una silla al revés para estar incómodo adrede y prestar más atención. ¿Coincides con él?
Es una forma de verlo. Uno de los problemas del cine y el audiovisual es que la gente no dedica el tiempo necesario a ver una película: mientras la ve está haciendo más cosas, con el móvil, cenando... El cine reúne todas las artes y el contacto con otros espectadores en una sala es muy gratificante.
Nos hemos recluido en casa.
Recuerdo en mi infancia que si la gente se reía o sufría en una sesión, te contagiaba. La experiencia cinematográfica actual es diferente. Yo he llegado a ver programas dobles que hoy en día serían increíbles.
Sorpréndeme.
Yo he llegado a ver Regreso al planeta de los simios con Furia oriental, de Bruce Lee.
¡Cómo hemos cambiado!
Los cines de barrio eran un foco fundamental de ocio y diversión. Recuerdo también que había las filas de los ‘mancos’, donde estabas con la novieta...
Ahora que sacas el tema del amor, el tuyo por el cine comenzó a gestarse en aquellos años. ¿Cómo empezó todo?
Me empecé a interesar por el mundo del cine al vivir al lado del Cine Florida. Allí veía películas de forma compulsiva. Yo llevo el cine en las venas.
¿El cineasta nace o se hace?
Como más he aprendido de cine, y en esto coincido con Tarantino, es viendo películas. Diseccionarlas te sirve para entender mejor qué es lo que quieres transmitir.
Hablemos ahora del cine español. Cada año, tras los premios Goya, surgen voces críticas con las subvenciones públicas a la industria del cine. ¿Algo que decir?
Los premios son puro marketing para llevar a la gente al cine. En España hay muchos estigmas entre el público de masas. Se presupone que una película coreana como Parásitos, triunfadora en los Oscar, no va a ser como una de Hollywood. Deberíamos romper con las reticencias sobre la procedencia de las producciones.
¿Crees que valoramos lo suficiente el cine en España?
Te explicaré una cosa. En Francia, el cine forma parte del sistema educativo. Por eso la gente en Francia ama el cine. Es donde más cine se hace en Europa. Hay mucha protección hacia el cine, se genera industria y hay impuestos que se crearon en su día para que el cine francés funcionase. En España, determinados gobiernos, como los del PP, son anti cine, sobre todo desde los Goya del ‘No a la guerra’.
En L’Hospitalet apuestan por la cultura como generador económico mediante el Distrito Cultural, que impulsa la alcaldesa Marín. ¿Dónde encajan aquí los cineastas?
En todo esto el cine es el gran olvidado. Tiene muchas más posibilidades de las que se están haciendo en L’Hospitalet. Es el hermano más pobre dentro del concepto de Distrito Cultural.
¿Se cuida a la cultura en general en L’Hospitalet?
Nunca hay ningún tipo de apoyo para generar en L’Hospitalet actividad cultural. La gente de mi generación que hacíamos activismo cultural hemos salido por patas viendo que no era viable.
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Exceptuando los primeros años de la democracia, nunca he visto que aquí, y hablo del PSC, haya un interés por apoyar la cultura. No se potencian personas como José Corbacho, Juan Cruz, Agustín Martínez, Orozco, Núria Espert... No se cuida lo local.