Normalmente no requieren preguntas al solicitante, ni avales y escasa documentación para su aprobación. Con ello se accede de manera directa al crédito con el riesgo inherente desvinculado de un estudio en profundidad destinado a valorar la viabilidad de la concesión de dicho crédito.
A juicio de los expertos se debería disponer de un fondo de emergencia cuantificado en el salario de alrededor de seis meses para afrontar los gastos imprevistos.
Las empresas que operan online suelen ofrecer cantidades de importes reducidos a los consumidores prácticamente de inmediato.
No sólo suponen la captación de los consumidores excluidos del sector financiero clásico sino también de los restantes que utilizan dichas fuentes para acceder a bienes y servicios, que en ocasiones resultan innecesarios.
Los préstamos digitales suelen aplicar la misma dinámica de los escándalos pasados de los llamados créditos rápidos. A pesar de comportar las mismas obligaciones y derechos que el resto de productos bancarios, las características propias basadas en su inmediatez abocan al consumidor a no reflexionar sobre la necesidad de su solicitud.
Respecto al perfil de los clientes que solicitan un préstamo online, la mayoría se ofrecen al margen del circuito bancario sin contraprestación de garantías por parte del prestatario, incluso aún hallándose inscrito en un listado de morosos.
En cuanto a los tipos de interés aplicados, pueden llegar a triplicar a los iniciales, ya elevados, en caso de retraso o impago. Asimismo, deben considerarse comisiones vinculadas por gastos administrativos, amortización anticipada o cancelación.
Otro factor pernicioso de este tipo de préstamos consiste en la fijación de plazos excesivamente cortos para su devolución, con el riesgo añadido de la dificultad en caso de circunstancias adversas sobrevenidas.
Para evitar problemas con el prestamista conviene averiguar si el mismo está registrado en algún tipo de organismo de control, conocer todos los detalles de la financiación que se pretende conseguir. Asimismo, se debe desconfiar en caso de recibir un email cuyo remitente es supuestamente una entidad bancaria o de crédito que ofrece financiación a cambio de entregar datos bancarios.
Se trata de desarrollar medidas para evitar la existencia de deudas perpetuas en el crédito al consumo, mejorando la responsabilidad de las entidades para evaluar la solvencia de los clientes. En definitiva, los préstamos digitales basados en los avances tecnológicos deben proteger los intereses de los consumidores. Los factores fundamentales se deben basar en ofrecer formación e información de calidad al cliente de este tipo de productos financieros, asegurar la responsabilidad de las entidades y la necesaria supervisión de dicho sector ejercida por las autoridades públicas competentes. Finalmente, se requiere asimismo la salvaguarda de los afectados en los supuestos de abusos. III