David Aliaga Muñoz | Viernes 05 de junio de 2020
Acostumbrado a trabajar ocho horas en la oficina, colaborar con medios de comunicación y andar escribiendo una tesis doctoral (además de, como todo hijo de vecina, hacer lavadoras, fregar platos…), no suelo tener tiempo para la nostalgia.
Ando siempre con nuevos libros que leer, con tareas pendientes. Miras el móvil y tienes un correo del director recordándote amablemente la fecha de entrega de la próxima “Carta desde Krypton”. Ese ritmo endiablado en el que hemos vivido instalados casi todos. Hasta hace un par de meses.
Sería cínico pensar que el parón ha compensado de algún modo. En primer lugar, porque en el momento en el que escribo, el COVID-19 se ha cobrado casi 30.000 vidas sólo en España. En segundo, por sus nefastas consecuencias económicas. Empezamos junio con muchos trabajadores sin haber cobrado el paro de abril. Sin embargo, si algo mínimamente positivo nos ha podido traer el confinamiento ha sido más de tiempo para cuidarnos, para pensar. Nos ha traído también margen para la nostalgia. Nostalgia de otras primaveras mejores, pero también lectora y televisiva.
Sin poder comprar tebeos hasta hace muy poquito, he releído algunas obras que tenía por casa, como Batman y Robin: Renacidos, escrita por Grant Morrison e ilustrada por Frank Quitely. El guionista escocés es uno de los grandes autores del noveno arte. Provocador, vanguardista, es una de las grandes firmas que nos han narrado al Caballero Oscuro. Sus obras con el Hombre Murciélago de protagonista han tendido a ser sombrías e introspectivas, como Asilo Arkham (maravillosamente ilustrada por Dave McKean). Sin embargo, su paso por la serie Batman y Robin es un delirio de acción colorista que despertará la nostalgia incluso de aquellos lectores poco habituales, que quizá ni siquiera sepan quién es Morrison, pero que sí disfrutaron de la serie de televisión protagonizada por Adam West. Sí, aquella que llenaba la pantalla con un “¡ZAS!” cuando se daba un puñetazo.
Para pasarlo bien con Batman y Robin: Renacidos no hace falta ser un especialista en el justiciero. Basta con saber que el hombre bajo la máscara, Bruce Wayne, está desaparecido, y es su primer Robin (Dick Grayson), quien ahora se esconde bajo el manto negro, y combate el crimen acompañado por un nuevo Chico Maravilla, que es el hijo del Batman original. A partir de esta premisa, seguiremos al Cruzado de la Capa en trepidantes aventuras que lo enfrentarán a estrafalarios enemigos, como un tipo que lleva puesta una careta de cerdo sobre su rostro o un mortífero asesino a sueldo vestido con un traje de luces fucsia. Más camp, (casi) imposible. III