Editorial

Y llegó el verano

Editorial | Viernes 03 de julio de 2020
Con el verano, llegaron las prisas por dejar atrás los meses de confinamiento.

La gente, ansiosa por celebrar Sant Joan; los gobiernos pensando en evitar la quiebra del sector turístico (un 15% del PIB que ocupa casi tres millones de trabajadores).

Fronteras abiertas, y bienvenida a los turistas; movilidad permitida por toda España. ¿Es lo acertado? Lo dudamos; el tiempo lo dirá.

En la comarca, sindicatos, patronal y ayuntamientos, saben que la situación económica es grave y conviene acordar medidas. El pasado 29 de junio, presentaron en la sede del Consell Comarcal un acuerdo para el impulso económico y social de la comarca. El Ayuntamiento de Sant Boi dispone del programa “Reactivem Sant Boi”, que pretende fomentar el trabajo conjunto entre administración y sectores económicos de la población. Iniciativas similares se han hecho públicas en muchos otros municipios, El Prat, Viladecans, Gavá, L’Hospitalet. Es evidente que el mundo institucional, es consciente de la gravedad del problema que hemos de afrontar.

Precisamente por la gravedad del asunto, es preciso que los hechos acompañen a las palabras. No es una situación que se pueda ventilar con ocurrencias lingüísticas o “éxitos” políticos que no aportan nada tangible: ¿que más nos da a los catalanes que nuestra situación presente ya no se llame “fase tres”, si no “etapa de represa”? ¿En qué mejora nuestras vidas, llamarlo de una u otra forma?

El pasado 27 de junio Catalunya Ràdio entrevistó al presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Sr. Joan Canadell; preguntado sobre la conveniencia de ampliar el soporte social para conseguir la independencia de Catalunya, manifestó que: "si se explica bien, hasta el Baix Llobregat podría apoyar esa idea". Vamos que hasta Tardà y Junqueras, lo entenderían, ¿no?.

Sirva la frase desafortunada del Sr. Canadell, como ejemplo: no se trata tanto de explicar las cosas, sino de hacer cosas útiles para la población. Se ha hablado hasta la saciedad de lo importante que es mantener la soberanía de las instituciones catalanas ante el Estado Español; de la necesidad de desobedecer, cuando la dignidad lo requiera. El episodio de la pancarta en el balcón de la Generalitat, como ejemplo; tan importante era el gesto, que a criterio del President Torra, valió la pena mantenerlo, aunque le cueste la inhabilitación. No pretendemos valorar ahora si la pancarta valía una presidencia. Nos referimos a los gestos de soberanía: ¿cómo habríamos valorado los catalanes que una vez decretado el estado de alarma, ante la falta de mascarillas y respiradores, la Generalitat se las hubiera ingeniado para suministrar a hospitales y ciudadanos, el material sanitario necesario? Ya sabemos que se centralizaron las compras; que fue el gobierno español el que distribuía todo el material disponible; facultad que le atribuyó la declaración del estado de alarma. Sí. Lo que pretendemos decir es que, puestos a jugarte la presidencia por un gesto de desobediencia, mejor que el gesto sirva para salvar vidas. Menos palabras y más hechos.

Ante la evidencia de los hechos, hasta los del Baix Llobregat entendemos las cosas, Sr. Canadell. III