Creo que tras la salida a tierra incógnita del rey emérito, arreciarán con mayor intensidad las peticiones para que lápidas, callejeros, libros de firmas, sean depurados de la huella simbólica de Juan Carlos I, que colideró una transición de gobierno dictatorial y militar a uno de tipo civil y democrático en el que permanecemos.
Descolgar un cuadro es fácil, yo misma lo hice hace años con la foto de Shommer de la pareja real en un centro, dada la frialdad que provocaba su presencia. Tengo tradición familiar republicana pero también tengo parentela carlista y allegados monárquicos, como gran parte de los españoles, hasta hoy.
Porque si el principal delito real es la evasión fiscal, pues que se ponga al día de sus desvíos en paraísos fiscales; sin olvidar, por supuesto que el “lobbysmo” empresarial, lo ejercen los presidentes, monarcas y empresarios carismáticos: Agnelli, Durán Farrell, Enrico Mattei y tantos otros que en secreto consiguen contratos y concesiones en países inestables: Bernardo de Holanda, Felipe de Edimburgo, Andrés de York y Pujol entre tantos otros. Y hasta alcaldes.
Es cierto que el escándalo llega en plena y doblada crisis y que la gran indulgencia mediática con el rey campechano se ha perdido, también con su hijo. Sin embargo, donde la resistencia al cambio se extrema es en los municipios, es ahí donde los líos de banderas, escudos, himnos y sexismos; enmascaran el afrontar los graves problemas que muchos ayuntamientos padecen desde hace décadas.
Hablemos por ejemplo de Sant Boi, un cambio de régimen: ¿concedería 100 mil m2 de cuartel obsoleto, a un municipio con solo un 3% de suelo urbanizable? Ahora con la dirigencia más izquierdista de la historia tras la Guerra Civil, ni un metro cuadrado. Un Sant Boi ¿post-covid? Con un 20-25% de paro y otro tanto de pobreza crónica, ¿podrá excusarse con sus 41 años de socialismo, su fracaso industrial y de la FP?. Un “Parc Agrari”, mordaza al desarrollo económico, ¿podrá asegurar la auto subsistencia agroalimentaria con sus rendimientos decrecientes? Y convirtiéndose muchas parcelas en zonas ocupadas sin criterio. Existe la prueba: la finca Pla d’en Mas 30 hectareas de terreno yermo, embargado desde hace 30 años y con deudas a entidades locales (Canal. Agroxarxa, Ayuntamiento) permanece en reserva para la ONG del exalcalde Vila sin que nos valga para Parque de energía solar o usos sociales. La finca, en próxima subasta, puede ser un nuevo caso Ateneo, donde no se ejerció el derecho de retracto y que sigue ruinoso.
He planteado evidentes ejemplos de posible ruptura y mejora de una situación decadente, -Sant Boi, 2ª ciudad más pobre de la comarca y renta inferior a la española- debe afrontar todas las crisis que tengamos con municipalismo y realismo. ¿Para qué una Radio Sant Boi sin audiencia y sin sentido crítico? ¿Para qué una Síndica de alto sueldo, para atender minucias administrativas de 2º nivel que la OMAP resuelve a bajo coste?
Sant Boi ayuda aún a la dictadura nicaragüense, cuando muchas ONGs han sido anuladas allí, por sus exigencias. Descolgar un cuadro es muy fácil.