Este pasado año 2020, en muchos aspectos, ha sido un año que nos ha invitado a revisar muchas de nuestras seguridades, hasta ahora incuestionables. La “pandemia” sufrida ha puesto en evidencia las bases de la sociedad que estamos construyendo. Las relaciones humanas, el trato con los ancianos, la fragilidad de nuestro organismo ante la vida microscópica (virus, bacterias, …), las instituciones políticas y las administraciones sanitarias y económicas han quedado marcadas como o al menos, revisables.
Venimos de celebrar las fiestas navideñas, afectadas por los diferentes confinamientos, tanto en los horarios, como la limitación territorial, como la reducción en las reuniones familiares. En un contexto así, iniciamos este año con una nueva esperanza: la vacuna. Parece que el miedo va mermando y la situación, aún crítica, tiende a regresar a la normalidad tan deseada.
Las preguntas que yo me planteo son las siguientes: ¿Qué lección hemos aprendido? ¿Qué hemos de revisar y mejorar? ¿Sobre qué base debemos combatir estas catástrofes naturales: asistencial, económica y políticamente? ¿Qué trato ofrecemos a los abuelos en las familias y en las residencias? ¿Dónde buscamos nuestros apoyos? ¿En qué seguridades pretendemos construir las relaciones humanas? ¿Cómo erradicar las injusticias que se han generado en la sociedad? … ¿Nos ha servido para algo este golpe a nuestro orgullo?
El ser humano tiene una capacidad sorprendente para emerger de situaciones límite; la historia así nos lo ha demostrado: pandemias, guerras, catástrofes… En momentos límite se ha despertado el lado más solidario en muchas personas; comportamientos que no son habituales en las relaciones sociales.
Nos hemos deseado en las pasadas fiestas “paz, amor, salud y felicidad”, nuestras felicitaciones así lo querían transmitir. En lo más íntimo de nuestro corazón hay inscrito ese deseo de valores superiores, plenos y eternos. ¿Cómo alcanzarlos, dónde encontrarlos y de qué forma los podemos transmitir? No es tanto las palabras como el contenido de ellas; las palabras significan mucho más que el concepto teórico, se trata de expresar nuestra búsqueda, aquello que anhelamos en la conciencia más genuina del ser humano. No tengamos miedo, seamos valientes en preguntarnos, en la búsqueda de la “Verdad”, en revisar nuestra vida y sus valores …
"Yo os digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá." (Lucas 11,9-11)