Según la ley, hombres y mujeres son iguales en el mundo laboral, aunque, como siempre, es más fácil decirlo que hacerlo. Las mujeres se han incorporado al mercado laboral más tarde y la realidad social actual hace insostenible que sólo un miembro de la pareja trabaje. Techo de cristal, brecha salarial y la tasa o paridad de género son algunas de las muchas barreras que hay para conseguir la ansiada igualdad laboral.
La Asociación Empresarial y Unión Patronal Metalúrgica de L´Hospitalet y Baix Llobregat (AEBALL-UPMBALL) es consciente del reto que supone el impulso de la igualdad de género en las empresas de nuestro territorio. Por este motivo, acaba de organizar unas jornadas temáticas donde se ha defendido que se facilite a cada persona (sea hombre o mujer) lo que necesite para poder desarrollarse al máximo nivel.
Es evidente que ambos géneros no parten de la misma situación en el mundo laboral, los hombres llevan ventaja. Paula Mattio, directora del Área de Igualdad y Diversidad de Mehrs y ponente en las jornadas de AEBALL, indica que las principales dificultades del género femenino suelen ser el salario (se negocia peor) y la prioridad por demostrar ser buen profesional antes que recibir una compensación justa. Hay más mujeres universitarias, pero constituyen la mitad de población en paro y ocupan menos puestos de responsabilidad. Por si no fuera poco lastre “las mujeres hemos salido de casa, pero los hombres no han entrado” según Mattio. Esto ha generado dobles jornadas en las que las féminas siguen trabajando en casa al salir su puesto remunerado, lo que dificulta la conciliación laboral y familiar.
Para los expertos es mejor hablar de equidad de género. La Ley de Igualdad recomienda que el sexo menos representado en cualquier área y sector suponga el 40% del total. Además, las empresas están obligadas por real decreto a tener un registro de salarios y utilizar objetivos definidos para determinar el valor del puesto y las compañías con una plantilla de más de 50 empleados de más deben redactar un plan de igualdad.
Los empresarios del Baix y L’Hospitalet están por la labor de facilitar la equidad e incluso advierten que España es el segundo país del mundo más envejecido y que necesita de las mujeres para sostenerse.
El camino hacia la equidad ha comenzado, pero aún queda trecho que recorrer. No sirve que políticos y administraciones elaboren leyes o protocolos de igualdad, si se quedan en el papel. Como indica Mattio, “el aumento de la diversidad (tanto de género como racial o de edad) supone beneficios para las empresas”. Diversos estudios demuestran que tener más puntos de vista, diferentes enfoques y perspectivas, así como lograr un espacio laboral donde los trabajadores se sientan más a gusto aumenta la productividad del negocio.
Las profesiones no deberían ser “de chico” ni “de chica” |