Teníamos la 2º sanidad mejor del mundo y ahora la mayor mortalidad mundial, con 82 mil muertos, sanitarios agotados y políticos de escasa dedicación y altos salarios.
En Benarés se va a morir y te incineran con sándalo de poder pagarlo. Las cenizas, al sagrado Ganges. Los indios viejos y enfermos pululan por la ciudad sin atractivo especial, más allá de su sacra aureola funeraria. En el ceremonial no se llora. Las aguas marrones acogen los restos, mientras los hindúes se bañan y rezan, las hogueras crepitan a toda hora.
India tiene Covid como nosotros y la estadística no es su fuerte, como nosotros, pero hay diferencias con nosotros. Allá al anciano superviviente de las trampas de la vida, se le respeta a pesar de la precariedad material.
Entre nosotros el optimismo de sumar años a la ya luenga esperanza de vida hispana, ha cesado, aún con vacuna inicial, el tema es tertulia de ilusos. Y en los geriátricos donde suelen acabar muchos, no lo es precisamente, pero si lo es sobrevivir para mantener este leve contacto que se tenía con los deudos; porque se han batido récords de bajas de pensionistas 67.837 fallecidos desde feb a nov-20, no somos ya un país para viejos. Y la moda del cine geriátrico nos ofrece en plena pandemia, una sobria película, “Padre” donde se describe el Alzheimer, vía la confusión del protagonista que acaba como no, en un geriátrico terminal.
Infecciones grupales
Al salir piensas en tus lejanos viajes indios y consideras que nuestros geriátricos, con -sus infecciones grupales y duras clausuras- junto con los solitarios funerales finales, tal vez ya sí sean como esas gradas o “ghats” donde siempre chispean las piras funerarias y donde solo llora el lacrimal por la densa contaminación de Benarés.
Teníamos la 2º sanidad mejor del mundo y ahora la mayor mortalidad mundial, con 82 mil muertos, sanitarios agotados y políticos de escasa dedicación y altos salarios. Allá en la India hay fe y un sistema de castas que resiste los siglos con cambios mínimos y una autoconsciencia colectiva de contención para no desbordarse.
Paralelismos
Entre nosotros la denostada soberbia hispana bloquea aún la dolorosa constatación de lo mal que estamos a día de hoy, resistimos con canciones y botellones, la mortandad y creciente parálisis económica, que no es poco; bien nos motejaron los holandeses, en las discusiones UE, a las gentes del Sur europeo. En Benarés en las “torres de la muerte” y en los “ghats” mucha gente mendiga para sus funerales. Y puede que acaben ahí los paralelismos del caos indio con el hispano.