El sentir popular converge con lo que opinan los expertos, como ha quedado claro durante la sexta jornada de Paisajes Contemporáneos del Baix Llobregat, celebrada recientemente. El evento, capitaneado por el Centre d’Estudis Comarcals del Baix Llobregat (CEBLL), ha servido también para presentar en sociedad un documental que narra la experiencia de tres municipios (Viladecans, Vallirana y Molins de Rei), como pioneros en la implementación de actuaciones que buscan conseguir una sostenibilidad a largo plazo respetuosa con el medio ambiente.
El documental también reflexiona sobre la importancia de tener en cuenta la emergencia climática para el diseño del espacio público de las ciudades y avisa a los espectadores, no queda mucho tiempo para poder revertir los efectos de la contaminación.
Los expertos, políticos y científicos que participaron en las jornadas coinciden: es muy importante tener en cuenta los espacios naturales y agrarios en la planificación del desarrollo de los municipios. Por eso choca que en la zona del Delta del Llobregat o en L’Hospitalet se estén desarrollando proyectos de construcción de más edificios, acabando con las zonas pocas verdes que todavía quedan.
El documental fija los tres pilares claves para un crecimiento municipal más ecológico y sostenible: la emergencia climática, la transición energética y la economía circular. La pandemia del covid-19 ha puesto de relieve que las zonas verdes y los espacios naturales son un punto débil de las ciudades. Ahora, aún se está a tiempo de cambiar este diseño y forzar un cambio de perspectiva. Dejar de una vez de lado el ladrillo y empezar a ser más verdes, defender la biodiversidad y respetar el medio ambiente que nos rodea.
Y el principio del cambio pasa ineludiblemente por hacer un reset con la mentalidad energética. Carles Riba, profesor emérito de la UPC, presidente de CMes y miembro de la junta del CEBLL, lo deja claro: “somos un país rico en sol y viento que depende de los combustibles fósiles”. Joan Herrera, director del Área de Acción Ambiental y Energía del Ayuntamiento del Prat, confirma la utilidad de la energía fotovoltaica: “el sol nos envía mil veces la cantidad de energía que todos los humanos del mundo necesitamos”. La comunidad científica y los expertos políticos en medio ambiente están de acuerdo que el uso de fuentes energéticas más sostenible y renovable, gestionadas y utilizadas por el mismo municipio, permite una mejor democratización de la energía. Además, varios estudios demuestran que la transición energética puede ser una gran ayuda para la reactivación económica en estos malos tiempos de crisis por el coronavirus.
Pilar Chiva, directora de l’Àrea d’Economia Circular de la Generalitat, firma que “las empresas que no sean circulares en el futuro tendrán más dificultades para acceder a sus recursos primarios”, porque la propia naturaleza “funciona de forma circular”. El objetivo a largo plazo debería ser mantener en circulación durante el mayor tiempo posible los productos o materiales para hacer un uso eficiente y reducir los residuos que se generan. Eso sí, este objetivo no se puede lograr sin la concienciación de toda la sociedad hacia un modelo donde lo que esté de moda sean los productos reacondicionados o de segunda mano.
En resumen, es esencial el trabajo conjunto entre las administraciones, las empresas y la sociedad para reconducir la forma de vida actual y adoptar un modelo más verde. Es necesario que las administraciones locales actúen y tengan una agenda decidida en contra del cambio climático. Se deben defender los espacios protegidos y la biodiversidad de las zonas naturales e ir dando pequeños pasos hacia esta transición energética. Además, el modelo de economía circular no sólo es beneficioso para el medioambiente, sino que servirá de impulsor y motor económico para los municipios, por ejemplo, creando nuevos puestos de trabajo relacionados con fuentes de energía renovables. Las ciudades dejarán de ser “sumideros” energéticos y empezarán a vivir en armonía con los espacios verdes. III