La pandemia ha segado muchas vidas, ha llevado a nuestro sistema sanitario al colapso, y ha puesto sobre las mesas las deficiencias en el ámbito asistencial con colectivos tan sensibles como las personas mayores o las familias vulnerables.
Por otro lado, el cierre de empresas, los despidos, los ERTEs han sido una tónica recurrente que golpea a nuestra economía de forma muy preocupante. Pero la puntilla ha sido la respuesta y la nefasta gestión de los gobiernos tanto del central como del ejecutivo catalán.
Diferentes sectores productivos se han manifestado contrarios por las medidas restrictivas que han causado un paro de la actividad, sobre todo, porque no han ido acompañadas de ayudas que permitan salvar a las empresas y los empleos. Todavía resuena los “juegos del hambre” que padecieron los autónomos en Cataluña quienes tenían que competir entre ellos para poder acceder a las ayudas y no quedarse fuera. O la subida de la cuota de autónomos que en plena pandemia realizó el gobierno de Sánchez-Iglesias.
Por si todo ello fuera poco, Cataluña se ha convertido en un autentico infierno fiscal en los últimos años. Nuestra Comunidad Autónoma lidera el ranking autonómico con más impuestos, un total de 18, mientras que otras comunidades como Madrid tienen tan sólo 3.
Mientras más personas fallecían por COVID en Cataluña, el govern aumentaba significativamente el impuesto de sucesiones. Cuando más gente perdía el empleo, el IRPF se situaba en Cataluña en el 21,5% para las rentas más bajas, un ataque directo a las familias con menos recursos. A la lista añadamos el impuesto sobre las estancias turísticas (ahora que lamentablemente no hay turistas), el impuesto a los grandes establecimientos comerciales (que actualmente están cerrados sin trabajar), o el canon del agua, de residuos municipales, industriales, de la construcción, impuestos medioambientales, sobre viviendas vacías…
Todos estos impuestos dependen exclusivamente de la voluntad del Govern de ponerlos o quitarlos. No vale echarles la culpa a otras comunidades o al resto de España. Aquí pagamos y mucho pero ese dinero no va a lo que realmente se necesita o importa. Algunos creen que la solución es subir los impuestos en las otras comunidades, pero quizás no recuerdan aquello que dice que mal de muchos, consuelo de tontos… III