Cuando se abren las puertas de los dos mercados municipales de Sant Boi -La Muntanyeta (Centre) y Sant Jordi (Vinyets-Moli Vell)- y se traspasa el umbral, de alguna manera se entra en el futuro.Y es que, con el pretexto de la pandemia, la tecnología punta se ha colado entre los puestos de alimentación de toda la vida para sentar las bases de lo que seguramente serán los comercios del futuro: compras personalizadas e interactivas guiadas por cámaras, sensores y pantallas inteligentes. Buena parte de todo eso ya es posible en ambos equipamientos comerciales de forma pionera gracias a la plataforma de comunicación digital omnicanal instalada por la compañía tecnológica Beabloo a finales del año pasado. Y es que la digitalización ha llegado para quedarse. También en las tiendas tradicionales.
Seguramente, habrá un antes y un después de la crisis del covid-19. Pero en asuntos digitales las probabilidades son del 100% y a la hora de ir a la compra, casi que también. Porque el mañana ya está aquí. Tal vez pase desapercibido, pero los accesos a los dos mercados de Sant Boi están controlados por cámaras (detectores cenitales sincronizados) que captan a todo el que entra o sale, y que a su vez están conectadas a un software -el Active Customer Intelligence Suite (ACIS) de Beabloo- que lleva la cuenta de la afluencia para que no se supere el aforo de seguridad..
También hay pantallas inteligentes –que emulan a la cartelería tradicional– en los portales que lanzan mensajes sobre el coronavirus, la distancia de seguridad, medidas de higiene, o avisan de que el recinto está al completo. Los datos recogidos también se digitalizan y su análisis permite conocer aspectos importantes de los hábitos de compra, como por ejemplo qué días hay un mayor flujo de clientes o qué franjas horarias son las más o menos concurridas. Todo el instrumental de los dos mercados ha costado 15.000 euros, sufragados por la Diputación de Barcelona.
Podría pensarse que cuando se deje atrás la pandemia, no hará falta el operativo, pero ocurrirá todo lo contrario. Los mercats de la Muntanyeta o en Sant Jordi solo están utilizando una ínfima parte del abanico de posibilidades que ofrece el ACIS. El control de accesos y la cartelería digital solo son la punta del iceberg. “Lo importante son los datos recogidos por el sistema, porque van a servir para muchas otras cosas y funciones”, asegura Àlex de Dios, miembro del consejo de administración y Chief Legal Officer (CLO) de Beabloo. Solo hay que decidir cómo y cuándo se quieren poner marcha y ya está.
De hecho, el operativo actual está preparado para más usos, como la bioanalítica de detección facial, para “identificar a las personas que van sin mascarilla y advertirles (vía pantalla) de que no pueden acceder al interior”, explica el CLO de Beabloo. O, con solo instalar una cámara térmica adicional, podría controlarse la temperatura corporal de los visitantes y restringir la entrada a alguno si se sospecha que pueden estar afectado por el SARS-CoV-2.
Pero, no se vayan todavía: aún hay más. Con o sin coronavirus, el ACIS es perfecto para funcionar “como una herramienta de marketing digital para que el ayuntamiento se comunique con los ciudadanos o para que los propios mercados hagan promoción de sus productos y de sus actividades”, avanza de Dios.
Aunque el verdadero futuro está un peldaño por encima: en la inteligencia artificial. El software de Beabloo permite crear escaparates digitalizados, con precios que se actualizan de forma automática -en función de las necesidades de venta o las peticiones de compra. Las cámaras y el ‘cerebro’ del sistema también puede analizar el comportamiento del cliente y mostrarle “contenidos de manera personalizada, como los productos que están disponibles en ese momento, las ofertas o aquellos que puedan ser del interés de cada uno”, explica Àlex de Dios.
Se trata de comprar con los cinco sentidos y disfrutar de la experiencia. Algo que permiten las estanterías dotadas de tecnología Lift&Learn, que muestran en pantalla las características de un producto en cuanto el cliente lo levanta, las comparan con el producto contiguo en el lineal y sugieren alternativas. El sistema digital también permite reducir los tiempos de espera, realizar encuestas de satisfacción, e incluso la opción de pagar a través de la cartelería o de enviar la compra a casa. Y hay más. Al abandonar la tienda, el cliente puede recibir en su Smartphone (a través de una app) ofertas y cupones de descuento de los artículos con los que ha estado interactuando a lo largo de su periplo por establecimiento. Para cuando vuelva.
Próximamente el sistema digital, también estará disponible en los mercados municipales de Can Vidalet y La Plana, en Esplugues. III