Es habitual que relacionemos cualquier vestido blanco de mujer como un vestido de novia. En todas las revistas de moda o actualidad social aparecen las novias con bonitos vestidos blancos. Si pasamos por delante de cualquier tienda de moda nupcial, los vestidos de novia son impecablemente blancos. Lo mismo si acudimos como invitados a una boda. La de blanco es la novia sí o sí.
Soy consciente de que no estoy descubriendo nada nuevo, lo que os quiero relatar es por qué blanco. Y no tiene mucho que ver con esa idea de la inocencia y pureza que siempre le hemos asociado.
Como casi siempre, hay que echar la vista atrás, a la antigua Roma en primer lugar. Las novias romanas no se complicaban demasiado con el look nupcial, ya que usaban la túnica blanca de diario y le añadían como toque especial un velo blanco o morado.
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