La orografía, las cuencas hidrográficas y el mar no se lo han puesto nada fácil a la movilidad del Baix Llobregat y L’Hospitalet y en general a la de la región metropolitana de Barcelona. Facilitar la accesibilidad a la capital y las grandes urbes del núcleo central ha cosechado a partes casi iguales promesas de futuras infraestructuras y fuertes inversiones, gravadas en su mayoría con carísimos peajes. La desaparición de la barrera de la AP7 en Martorell ha derribado la primera muralla que limitaba la actividad económica comarcal y perjudicaba al bolsillo de los ciudadanos. Pero quedan otras siete intervenciones por ejecutar con urgencia para que el territorio disponga de las infraestructuras y los accesos que se merece: la gratuidad de los túneles de Vallvidrera y el Garraf, terminar la orbital B-40 entre Abrera y Terrassa (y prolongarla hasta Sabadell). soterrar las dos líneas del tren en L’Hospitalet (la línea de Vilafranca y la de Vilanova) así como las vías en Sant Feliu, dotar de acceso ferroviario al Port de Barcelona, abrir la R3 de Rodalies (el metro del Delta) entre Castelldefels y Sant Boi, y el (ya inminente) estreno de la conexión de la B30 y la A2 entre Castellbisbal, El Papiol y Sant Andreu de la Barca.
Rosa Fiol, vicepresidenta y directora general de la Asociación de Empresarios del Baix Llobregat y L’Hospitalet (AEBALL-UPMBALL) asume que la geografía dificulta la accesibilidad a l territorio “pero eso es no es óbice para se disponga de las infraestructuras adecuadas”. Fiol reconoce que la gratuidad de la barrera de Martorell es un primer paso, pero “la mayoría de vías estratégicas de acceso a las poblaciones y entornos económicos son de peaje, lo que supone un grave perjuicio para todos”.
La vicepresidenta de AEBALL insiste en la urgencia de las inversiones pendientes “porque el transporte público es muy deficiente en la comarca y cada vez los ciudadanos viven más lejos de los grandes núcleos de población y de los centros de trabajo por un tema de costes”. Y es que los desplazamientos por trabajo copan la movilidad metropolitana “Lo que el territorio necesita es que las inversiones aprobadas se lleven a cabo y se pongan en marcha”, recalca Rosa Fiol. También es imprescindible “una mejora de las frecuencias de paso del transporte público y la ampliación de servicios”, añade la líder de la patronal comarcal.
Y todo eso sin olvidar que “tanto el Baix Llobregat como Cataluña necesitan la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat, advierte Fiol. Justo antes de la pandemia, las rampas barcelonesas rozaban el máximo de su capacidad y por eso el Gobierno de España está dispuesto a desembolsar 1.700 millones de euros en alargar medio kilómetro la pista más próxima al mar y construir una nueva terminal satélite que convertiría El Prat en un hub intercontinental. “Es una inversión que generará muchas sinergias y puestos de trabajo y será un importante dinamizador de actividad económica”, defiende la dirigente de AEBALL, quien propone para minimizar el impacto ambiental del proyecto “buscar equilibrios y consensos con los afectados, para que nada ni nadie quede perjudicado, preservando el bien común que supone la ampliación del aeropuerto”, concluye Rosa Fiol.
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