Evidentemente, hay muchas voces que hablan, debaten y se instalan en el discurso ideológico; mientras no haya un cambio en el corazón de los dirigentes y de la población en general, todo se reducirá a “charloteo” y “grandes eslóganes”.
Esta pequeña reflexión, que mes tras mes os dirijo, os propone un tema que ha pasado con cierta frivolidad entre los medios de comunicación. Hace aproximadamente dos meses un multimillonario muy conocido por todos, Jeff Bezos (fundador de Amazon) costeó un viaje de placer para contemplar durante 10 minutos la tierra desde el espacio. Una sociedad que subraya este costosísimo capricho sin connotaciones éticas, demuestra un síntoma a todas luces preocupantes. Un gasto como tal no ha despertado ninguna voz crítica, simplemente se han dedicado a retransmitir dicho espectáculo. El coste ascendió a 5,5 mil millones de dólares (550 millones por minuto).
¿Qué nos pasa a la sociedad actual, que ante semejante escándalo, no surjan críticas de las ONGS, de los intelectuales, partidos políticos, de instituciones internacionales de ámbito caritativo y solidario. Tal cantidad de dinero sí que podría paliar grandes bolsas de miseria humana y ecológica. ¿Cómo la sociedad actual permite que tales personas manejen tanta riqueza caprichosa e insolidaria?
Algo tendría que cambiar para que estas demostraciones de egolatría no pasen desapercibidas, algunos mecanismos deberían instituirse para evitar estos despilfarros ofensivos, algo debería gestarse en la educación de nuestros jóvenes para que estas noticias generen una actitud crítica, …
Entonces (Jesús) les contó esta parábola: “Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: ¿Qué haré? ¡No tengo donde guardar mi cosecha! Y se dijo: Ya sé qué voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes en los que guardar toda mi cosecha y mis bienes. Luego me diré: Amigo, ya tienes muchos bienes guardados para muchos años; descansa, come, bebe y goza de la vida. Pero Dios le dijo: Necio, vas a morir esta misma noche: ¿para quién será lo que tienes guardado? Eso le pasa al hombre que acumula” (Lc 12, 16-21). III