El soterramiento de las vías del tren supone la liberación de 30.000 metros cuadrados de superficie, un total de tres hectáreas que sería el equivalente a lo que ocupan 4,2 campos de fútbol, pero dispuestos de forma lineal.
Transformación urbanística
Tanto para Sant Feliu ahora, como para l’Hospitalet en el futuro, el soterramiento de las vías va a suponer una transformación similar a la experimentada en Barcelona con los Juegos Olímpicos de 1992. Los ciudadanos mayores de 16 años que viven en Sant Feliu (más de 38.000) podrán votar del 8 al 21 de noviembre de forma telemática, y el domingo 21 de forma presencial, cuál será el proyecto urbanístico que finalmente se realice en su ciudad a partir del año 2024, cuando hayan transcurrido los 44 meses que durarán las obras que arrancaron el 22 de junio de este año y que costarán unos 83 millones de euros a cargo del administrador de infraestructuras ferroviarias (ADIF). Sin embargo, el coste de la urbanización de la superficie correrá a cargo del Ayuntamiento de Sant Feliu, que busca una fórmula de financiación y la ayuda de otras instituciones, como la Diputación y Área Metropolitana de Barcelona. También en cuanto empiece a quedar superficie liberada se empezaría la urbanización elegida para así realizar ambas obras de forma solapada.
El soterramiento de la vía ha sido una reivindicación histórica en Sant Feliu. Por fin se podrán coser barrios y calles de Sant Feliu y romper las barreras arquitectónicas que actualmente existen. Además, con la eliminación de las vías terminará el elevado peligro que conlleva el cruce del paso a nivel, como demuestran los numerosos accidentes que se han producido a lo largo de los tiempos. Actualmente, unas 10.000 personas atraviesan a pie el paso a nivel todos los días, mientras atraviesan la ciudad una media de 150 trenes diarios.
Cerrar una histórica herida
Con el soterramiento también mejorará la movilidad de las personas y vehículos, facilitará la reducción de la contaminación acústica y ambiental y favorecerá la cohesión social de la ciudad, ya que ahora, el paso a nivel permanece cerrado casi 50 minutos de cada hora, dada la intensidad del paso ferroviario. Por fin Sant Feliu puede soñar su futuro sin la herida abierta por las vías del tren.
Más de 31 equipos de trabajo presentaron sus candidaturas al concurso internacional convocado por el Ayuntamiento. Un jurado de expertos escogió las 3 propuestas finalistas entre las que la ciudadanía podrá votar en la consulta electrónica. Pero además de elegir el proyecto urbanístico, habrá una segunda pregunta sobre la preservación de la memoria de la estación, atendiendo de esta manera una reivindicación ciudadana, ya que el edificio, que data de 1854, es una de las tres construcciones ferroviarias más antiguas de España. Los técnicos consideran inviable conservar el edificio en su emplazamiento actual y tampoco ven factible su traslado a otro lugar porque los materiales que se utilizaron hace 167 años no lo permite.
El tranvía hasta Molins de Rei
Las tres propuestas urbanísticas que se someten a consulta se identifican con los nombres: Paseo del Samontà, Gran Verger y Rambla Mayor, mientras que las dos alternativas propuestas para preservar la memoria de la estación son: realizar una réplica del edificio original en un emplazamiento diferente al actual o integrar un espacio de memoria del edificio original en la nueva estación de Sant Feliu. Aunque cada propuesta tiene sus peculiaridades, en las tres predomina el verde que da pie a un nuevo eje peatonal con limitación de alturas que cruzará la ciudad con nuevos espacios ciudadanos junto a edificios de equipamientos y bloques de pisos de vivienda pública.
Otro aspecto común de las propuestas que elegirán los vecinos es el paso del Trambaix por donde ahora van las vías del ferrocarril, para que la línea que finaliza en la actualidad a la entrada de la ciudad se prolongue atravesando Sant Feliu hasta que esté listas para empalmar hasta Molins de Rei. Incluso se acaricia el proyecto de que, en un futuro no muy lejano, llegue a cruzar el río Llobregat hasta el intercambiador de Quatre Camins en Pallejà. El president Pere Aragonès se mostró partidario de que la Generalitat financie esta prolongación del Trambaix. Lo hizo durante su participación en la fiesta del 2 de octubre que dio el pistoletazo de salida de la consulta popular que este mes se celebrará.
Campaña y voto telemático
El Ayuntamiento de Sant Feliu ha editado una publicación donde se especifican los tres proyectos urbanísticos en los seis ámbitos de la ciudad que atraviesan las vías, comparando cada propuesta de forma individualizada en Can Maginàs-La Salut, Riera de la Salut, Pins d’Or, Estació, Sayrach (polideportivo) y Montejurra. El día 5 de noviembre se realizará el último paseo comentado y explicativo sobre las propuestas de la consulta, con salida a las 17,30h en la actual estación. La actividad está diseñada con la intención de que participen las familias para conocer con más detalle las propuestas de las dos preguntas de la consulta.
Además, está previsto durante el periodo de votación la realización de explicaciones en los centros de votación, además de sesiones participativas abiertas a los vecinos y con aforo limitado (información en participacio@santfeliu.cat). Los equipamientos donde los vecinos pueden acudir para ampliar información son: Centre Cívic Roses, Centre Cívic Les Tovalloles, Centre Cívic Mas Lluí, Centre Cívic Falguera, Can Maginàs, Torre Can Calders, Aula Sant Feliu, Biblioteca Montserrat Roig, Sala Ibèria y Casal de Joves.
En cuanto al procedimiento para votar telemáticamente, del 8 al 21 de noviembre se podrá entrar en www.consultasoterrament.cat vota introduciendo el DNI, fecha de nacimiento y teléfono móvil para, acto seguido, recibir un SMS con un código personal de un solo uso que se introducirá en la aplicación, donde se podrá elegir una opción para cada una de las dos preguntas. Quienes opten por el voto presencial, podrán hacerlo el domingo 21 de noviembre en los mismos equipamientos donde se facilita información (párrafo anterior) de 9 a 20 h y siempre llevando el DNI.
Características de las tres propuestas a votar |
Passeig del Samontà, agua y verde |
El gran Verger, el paseo hortícola |
Rambla Major, gran eje vertebrador |
El soterramiento de l’Hospitalet, vital para el “bypass” de La Torrasa y la mejora de Rodalies |
El intercambiador ferroviario o “bypass” de Rodalies es un proyecto que se elaboró en 2009, pero que tiene su origen en un protocolo entre la Generalitat y el Gobierno central que se firmó en 2001 y que contemplaba hace veinte años la importancia estratégica de esta infraestructura con la intención de descongestionar Rodalies, dada la congestión existente en los túneles urbanos de Barcelona, que suponen unos cuellos de botella en los accesos y salidas de la capital. Es el pan de cada día para aquellos que se mueven hacia o desde Barcelona. Atascados en el siglo XIX El cuello de botella para toda la red de Rodalies se crea en la unión de las líneas férreas procedentes de Vilanova y Vilafranca cuando embocan en L’Hospitalet su entrada al túnel de Barcelona. En ese punto también coinciden el resto de trenes, incluido el AVE. Además, la infraestructura incluye el paso subterráneo de la línea C-2 que viene de Vilanova bajo la línea C-4 evitando cizallamientos y aumentando la capacidad de las vías existentes. En definitiva, se trata de un “bypass” que resuelve el colapso de Rodalies. Aunque se ha experimentado una notable mejora en Rodalies en los últimos tiempos, desde que Pere Macies coordina en Cataluña esta infraestructura para el Ministerio de Transportes, Rodalies sigue siendo del siglo XIX para la alcaldesa de l’Hospitalet. Al menos en el caso de su ciudad, porque la última intervención importante en la red ferroviaria data de 1975, con la llegada del tren al aeropuerto. Marín subraya en sus intervenciones la importancia de un transporte público de calidad como un “tema estratégico del país”, para evitar la congestión y la contaminación atmosférica. Según datos del Institut Cerdà, la inversión del intercambiador supone un balance positivo, “pues con una inversión de a lo sumo 700 millones de euros se obtendría un retorno social anual de 3.400 millones euros”. |