Los expertos indican que una temperatura superior a los 40 grados es perjudicial para la salud de los seres humanos, y se hace necesario readaptar y reinventar nuestras ciudades.
Hoy, al progresivo calentamiento que evidencia el cambio climático, se suma en las ciudades el efecto isla de calor, creado por el asfalto y la combustión de motores y máquinas. Según Naciones Unidas las ciudades son las más afectadas y las responsables de mas del 70 % del efecto invernadero. En 2050 ante el imparable ascenso térmico, un 37% de la población mundial estará expuesta a olas de calor extremo.
En un escenario con dos grados más de calentamiento, España y otras regiones mediterráneas sufre un proceso más acelerado. El problema es que las ciudades no están preparadas para afrontar las islas de calor.
La isla de calor es un fenómeno nocturno que supone un calentamiento del centro de las ciudades con respecto a la periferia. Aumenta la morbilidad, los ingresos hospitalarios y la mortalidad, especialmente de las personas mayores y con enfermedades crónicas, o que están en condiciones de pobreza energética. Se trata de un problema de salud pública.
Urgen medidas para readaptar las ciudades ante la emergencia climática global. No solo se trata de reformar la movilidad, sino también de cambiar la forma de construcción con mejores aislamientos, para evitar usos de calefacción y aires acondicionados.
Habría que implementar soluciones basadas en la naturaleza, radicales y rápidas, con grandes anillos verdes en todas las ciudades de España. Estamos en una situación límite, y aunque se dejaran de emitir gases de efecto invernadero, los efectos del cambio climático se mantendrían los próximos 20 años, por la gran inercia del sistema climático.
Resultan fundamentales medidas de mitigación de las emisiones, pero además de las que afectan a las infraestructuras de los espacios urbanos, se requiere la adaptación de las viviendas.
Quienes no tienen recursos, residen en viviendas menos eficientes, se van a enfrentar peor a situaciones de extremos térmicos y olas de calor. Por tanto, existe un componente de renta muy importante, que también se distribuye en la ciudad de manera desigual.
Desde el sector público se debe mejorar la habitabilidad de las viviendas, para lo cual se necesita también una intervención urbana, mediante un enfoque integral de los espacios urbanos y la rehabilitación de viviendas. III