El local Tibu-Ron de Castelldefels ha puesto en marcha una campaña de sensibilización ambiental que fomenta, y de qué manera, la limpieza de los arenales del litoral de la ciudad con el incentivo de una consumición a cambio.
Todo vale en la defensa del medioambiente y en la lucha contra la basura que ensucia las playas, y si además rebote se puede tomar una cerveza o un refresco gratis plantado en un chiringuito de Castelldefels, pues mejor que mejor. Y es que seguramente hay pocos que se resistan a abrir su mente a la ecología marina, y al respeto por el medio natural y los ecosistemas dunares, ante la perspectiva de tan reconfortante recompensa.
Pues algo así han debido pensar los propietarios del Tibu-Ron, un local mítico de los arenales de Castefa, que acaba de lanzar una iniciativa que tiene muchos puntos para hacerse más popular que las canciones de los veranos boomer. Tan impactante como sencillo: todo aquel que entregue en la barra del chiringuito un vaso lleno de colillas de cigarrillo recuperadas de la arena, tendrá derecho a una bebida ‘by the face’.
La cosa es seria y el trasfondo de la iniciativa, también. “Basta un solo filtro de cigarrillo para contaminar tres litros de agua de mar”, aseguran los promotores del Tibu-Ron. Pero no se vayan, que todavía hay más: “Las colillas tienen sustancias tóxicas que, al entrar en contacto con el agua salada, tardan entre cinco y veinte años en desaparecer de forma natural. Asimismo, varias especies marinas pueden confundirlas con alimento”, advierten desde el chiringuito.
Niños y extranjeros
Hasta el momento, la campaña de sensibilización ambiental del Tibu-Ron está teniendo “una gran acogida, sobre todo entre los niños y los extranjeros, los más activos a la hora de recoger colillas de cigarros e intercambiarlas por una bebida gratuita”, aseguran los impulsores del intercambio.
La curiosa iniciativa estival, denominada “Limpiemos la playa, cuidemos el planeta”, se enmarca en la voluntad expresa de la empresa Tibu-Ron Group, el alma mater del chiringuito, “de contribuir al respeto y a la protección del medio ambiente”. Y es que, motivos no les faltan a estos hosteleros concienciados para emprender tan loable cruzada contra la suciedad playera, viendo como acaban los arenales después de una jornada intensiva de bañistas y toallas: “Hay que erradicar la percepción errónea de que tirar una colilla a la arena no perjudica al estado de la playa”, promulgan.
Eso sí, el que quiera beber gratis a cambio de una buena acción con el ecosistema costero que se dé prisa… porque se está extendiendo, como reguero de pólvora, la prohibición de fumar en la playa.